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JunMyeon se removió entre las sábanas mientras oía la puerta, abrió los ojos despacio notando que era ya de día. Se levantó para poder ir hacia la puerta notando que el suelo estaba regado de ropa y palomitas, sonriendo caminó por el pequeño pasillo recordando la noche anterior.
Abrió la puerta sin mirar por la pequeña pantalla e inmediatamente la sonrisa que portó esa mañana desapareció, trató de buscar el rostro de la persona que estaba del otro lado pero el inmenso ramo de rosas blancas no dejaba que pudiese ver algo, JunMyeon entonces carraspeó.
¿Buenos días?-dijo luego y esperó con los brazos cruzados.
Las rosas fueron bajando de a pocos y al instante JunMyeon lo reconoció, era él, ChanYeol.
¿Qué se te ofrece?-le preguntó el más bajo mirándolo- es bastante temprano.
Yo solo venía a ver a Bianca para desayunar –susurró un tanto sorprendido, no dejaba de mirar el torso desnudo de JunMyeon y no quería imaginar lo que había ocurrido tampoco entre ellos- creo que...
JunMyeon giró la cabeza al oír que del pasillo venía la muchacha, pudo adivinar que se trataba de ella porque siempre arrastraba sus sandalias por la mañana, la vio remover sus ojos y luego acercarse hasta este.
Hola-ChanYeol la saludó- ¿Podemos hablar?
Sí –JunMyeon miró a Bianca- creo que ustedes tienen que hablar.
Sin más se retiró evidentemente enojado dejándolos en la puerta, Bianca lo notó y sabía que estaba en lo cierto. Tenía que decirle a ChanYeol que ya no podía frecuentarla, mucho menos seguir buscándola.
No debiste...
Quería hablar contigo, además, el conserje me dijo que ya recuperaste tu piso –sonrió- estoy feliz por ti.
Gracias –Bianca agregó sin una pizca de alegría- necesito que hablemos...
ChanYeol agrandó los ojos con sorpresa porque sí, él también había ido ahí para hablar.
Primero tú –le dijo este mirándola con una pequeña pizca de emoción, Bianca lo notó, sin embargo, no pudo echarse para atrás, tenía que decírselo cuanto antes.
JunMyeon y yo estamos viviendo juntos...
Eso ya lo sabía –ChanYeol la cortó.
Nos vamos a casar –dijo subiendo la mirada- la semana que viene lo haremos.
El pequeño corazón rebosante de ChanYeol crujió, no quiso darlo a notar, simplemente sonrió nervioso tratando de contenerse y tratando de decirse a si mismo que no podía ser peor.
Por favor, no me busques más –Bianca sonó severa- no me sigas, ni busques encuentros "casuales".
