Después de aquel entonces Bianca había continuado con su vida y su trabajo, se había mentalizado tanto en que debía continuar para poder darse el lujo de viajar y es que luego de que una amiga suya pasase unas refrescantes vacaciones con su novio había deseado viajar. Aunque claro, esta vez lo haría sola.
La semana se convirtió en minutos ante las constantes llamadas y pruebas del catering para las parejas a las que estaba ayudando, Bianca estuvo tan ocupada que no notó que la navidad que tanto se había negado a recibir llegó.
¿Ya se van?-preguntó a su grupo de compañeras que alistaban sus bolsas para irse.
Es navidad Bianca-dijo una como si fuese lo más obvio del mundo- ¿No te vas a casa?
Bianca miró desde su oficina hacia los vitrales que estaban alrededor de ella dándose cuenta que era la única ahí y que las bodas programadas todavía estaban muy lejos de ser hechas, Bianca asintió ante la vista de sus colegas y se levantó de su escritorio notando que estaba ya sola en la oficina.
Literal, no solo era la única en la oficina, también estaba sola en toda la planta. En un momento de su vida pensó en renunciar porque le daba envidia la alegría ajena pero a la mitad de la redacción de la carta de renuncia recapacitó y se dijo a si misma que era demasiado tonto y que debía continuar.
Bianca alistó su cartera y luego de colocarse el abrigo de lanilla beige salió haciendo sonar sus pequeños tacones, no volvería hasta la semana siguiente y estaba segura que pasaría año nuevo trabajando porque así era la única manera en la que ella olvidaba todo, con su trabajo.
Que irónico que organizaba las bodas de manera extraordinaria, no por algo pagaban las parejas sumas exorbitantes por tener a Bianca organizando sus bodas meses antes, pero tenía una vida totalmente desordenada y horrible, hasta ella misma tenía miedo que el resto se diese cuenta de que a su edad vivía sola, refundida en un rincón de Seúl en donde no llegaba ni la luz del día.
Bianca pasó los siguientes días en casa, encerrada, se resignó a que esa navidad sería de las peores y deseo mucho no haber pasado por aquella cafetería, no hubo un ChanYeol presente pero si una promesa que para ella seguía vigente.