Bianca regresó a casa luego de que uno de los internos le dijera que su amiga estaba fuera de peligro, no se quedó más tiempo y dejó un recado con este.
No tenía cabeza para ver a JunMyeon y menos para seguirle " el juego de seducción", la muchacha simplemente estaba dubitativa tratando de buscarle autor al regalo de la mañana. Aquellas rosas todavía la tenían curiosa, todo el trayecto hacia su edificio la pasó pensando pero no pudo encontrar ninguna respuesta al mar de preguntas.
¿Rosas? ¿Nota sin autor? ¿En el trabajo?
Bianca golpeó su cabeza con su puño débilmente y subió las escaleras mientras que con la otra mano buscaba en su bolsillo sus llaves, estaba mirando el piso cuando notó luego de alzar la cabeza que había una pequeña nota pegada a su puerta, la muchacha la miró extrañada cuando se dio cuenta que se trataba del mismo corazón.
La quitó de su puerta y luego de hacerla añicos la tiró hacia el pasillo, entró a su domicilio tratando de olvidar las estúpidas notas, el accidente de su amiga y sobre todo el encuentro con JunMyeon, Bianca miró el techo luego de tirarse al sofá con las luces apagadas y suspiró tan alto como pudo.
Bianca despertó tarde, estaba en el sofá con la ropa del día anterior. Miró el reloj en su pared y toda asustada saltó hacia el cuarto de baño en donde se aseó en menos de cinco minutos, se mordió los labios cuando notó que iba cinco minutos tarde y se golpeó mentalmente cuando recordó aquella propuesta que le estuvo dando la empresa de darle un auto.
Bianca se había negado debido a que no sabía conducir pero ahora lo veía más como una necesidad ya que siempre tenía que transportarse en taxis y a esa hora casi nunca encontraba uno vacío, era ilógico que una persona tan reconocida en su trabajo y que facturaba mucho dinero viviese en ese lugar y sobre todo en esas condiciones.
Bianca tenía un deseo inmenso por viajar por el mundo y esa era la razón por la que ahorraba demasiado, literal, quería perderse un año conociendo lugares hermosos y gozando de climas variados, conociendo gente maravillosa y porque no, conocer tal vez al amor de su vida.
Cuando llegó a la oficina todos sus compañeros ya se encontraban en la mesa de la sala principal, al parecer debatiendo sobre algún tema importante.
¿Se te pegaron las sábanas?-cuestionó su vecina de cubículo alzando una ceja.