Libertad

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El anillo brillaba en toda su gloria bajo la luz de la sala de estar mientras Sarah, Aika y Touta lo ven fijamente. Por su parte Nyoko, curiosa, trataba de tocarlo.

-Es hermoso- Sarah al fin se anima a tomar mi mano y acercarla más a su cara-. Y se ve costoso.

-No sabía que salías con alguien- Matsuda ve fugazmente hacia la puerta de la cocina, donde Teru, Emiko y mi padre están teniendo una conversación-. ¿Cómo te dio tiempo entre la investigación y tu trabajo?

-Bueno, en parte ayudó que lo viera en el trabajo, es mi jefe.

Los tres me ven sorprendidos ante la noticia, Aika inclusive arruga un poco la nariz en señal de desacuerdo.

-¿Y no crees que es poco ético seguir trabajando para él después de casarse?

-Ya hablamos de eso: seguiré trabajando en la prefectura en lo que busco un empleo y renunciaré dos semanas antes de la boda.

-¿Ya tienen fecha?- Aika se impresiona aún más.

-Sí, bueno... Él quiere casarse lo más rápido posible- muevo el anillo en mi dedo algo nerviosa-. Así que apenas me ha dado tiempo para planearlo todo; nos casamos la primera semana de Febrero, en sábado.

-¡Son apenas dos meses de planeación!- Sarah corre a abrir su computadora-. Tenemos que contactar a un estilista, al salón, a los encargados del banquete y pastel, a la iglesia... Espera, pero primero tenemos que resolver algunas dudas.

Me rio ante su emoción en lo que la veo subir corriendo las escaleras a traer algo de su habitación. Baja corriendo unos minutos después con un cuaderno en mano, abriéndolo sobre la mesa enfrente de mí.

Un montón de recortes de revista y anotaciones en plumas de colores son lo que veo sobre el papel, que parece ya tener tiempo por los bordes amarillos. Una leve sonrisa de melancolía surca mis labios mientras tomo el cuadernillo con delicadeza para examinar las imágenes.

-Lo he tenido guardado desde que tenía seis años y (T/N) nueve- le comenta mi hermana menor a Matsuda-. Aika acababa de entrar a la adolescencia y se negó a hacerlo con nosotras. Era una payasa.

En lo que las otras tres personas discuten, yo paso las hojas del libro. Me acordaba a la perfección de el, Sarah y yo nos habíamos pasado semanas haciéndolo con mamá. Había un apartado para ella y otro para mí, así que me voy a la segunda mitad para ver lo que yo había puesto.

Cinco vestidos blancos son lo que abre mi parte del cuaderno, todos bastante sencillos y de corte princesa. Había un velo encima de cada uno, bordados y largos. Abajo estaban los zapatos, de tacón bajo y algunos con moños en los talones. Y por último, un montón de anotaciones en morado y azul alrededor de la página, indicando los pros y contras de cada estilo, o las modificaciones que haríamos.

Al ver las anotaciones me dan ganas de llorar. Las palabras escritas en morado eran mías, pero las azules eran de Light. Después de haber acabado el libro, se lo había mostrado emocionada y él había hecho una lista de las cosas que le gustaba  y las que no. Además, había incluido dos páginas con su vestimenta para el día, la recepción, la lista de invitados y hasta la posición de las mesas.

-¿Estas bien?- la voz de Aika me distrae.

-¿Disculpa?

-Te quedaste callada de repente.

-Estoy bien, es solo que cuando escribí esto yo pensaba...- no digo el restante de la oración, no quiero-. Nada, solo quisiera que mamá estuviera aquí.

-Lo sé... Pero entre Sarah y yo, haremos que todo salga a la perfección; como ella lo hubiera querido- Aika pone una mano sobre mi hombro en forma de apoyo y le sonrío con desgana.

Pasamos la siguiente hora entretenidos en la computadora de Sarah, haciendo los preparativos para la boda. Flores, pasteles, vestidos, invitaciones, regalos... Era demasiado abrumador, mucho esfuerzo para tan solo unas horas de celebración.

Touta parecía igual de fastidiado que yo, pues a mitad de la discusión, sabía optado por irse a sentar con Nyoko enfrente del televisor a ver un programa infantil.

No podía concentrarme en lo que mis hermanas decían y señalaban en la pantalla, no sólo por mi poco interés en mi futuro enlace, sino también por el hecho de que mi padre y su esposa llevaban ya más de dos horas en la cocina con Teru. ¿Qué tanto platicaban? ¿Por qué su conversación era tan larga? Fuera lo que fuera, me ponía ansiosa por alguna razón.

Así que después de soportar otros quince minutos escuchando a Aika y Sarah debatir entre una boda en jardín o salón, me levanto dispuesta a ir a la cocina, exasperada por todo. Sin embargo, me detengo a mitad del camino al ver a mi prometido entrar en la habitación con mi padre y Emiko siguiéndole.

-¿Y bien?- pregunta Sarah, desviando la vista de su computadora fugazmente-. ¿Qué les tomo tanto tiempo?

Mi padre sonríe y palmea la espalda de Teru en forma amistosa, seguido de un apretón de manos. Ambos hombres se voltean a verme y mi progenitor me indica que me acerque a ellos.

-Les doy mi bendición, confiando en que Mikami-kun sabrá cuidarte de la manera en que lo mereces- mi padre une nuestras manos-. Bienvenido a la familia, muchacho.

-Gracias, Rokujo-san.

Los demás integrantes de mi familia se acercan a felicitarnos formalmente entre risas y comentarios alegres a los cuales no les veo sentido.

-¿Eso significa que le vas a dar la carta?- menciona Sarah emocionada, los ojos brillándole-. ¡Tienes que dársela! Cuando Touta leyó la suya, Aika y yo casi morimos de la risa al  ver sus expresiones.

-¿Qué carta?- pregunto, sin entender, viendo a mi padre.

-¿Recuerdas la primera vez que viste a una novia? Aquella vez en la que estabas paseando con tu madre en el parque- asiento tras recordar la ocasión-. Después de ese día, tu madre y yo decidimos escribirle una carta a sus futuros esposos, algo que yo no veía necesario, pero que tu madre sentía la necesidad de hacer.

-Es un lindo detalle, aunque me la mía me dio un poco de mi miedo a decir verdad- confiesa Matsuda, su hija jalándole del pantalón para que la cargará.

-¡Iré por ella!

Sarah se encamina a las escaleras, casi corriendo, pero mi padre la detiene algo nervioso. Mi hermana lo voltea a ver confundida y mi padre le dirige una mirada de pena a Teru.

-Mikami-kun, quisiera poder darte la carta... Pero el problema es que ya no la tengo en mi posesión desde hace algunos años.

-¿¡Qué!?- Sarah parece más decepcionada que yo-. Pero... ¿Por qué?

-Yo le di la carta a Yagami-kun cuando vino a pedir bendición para tomar la mano de (T/N) en matrimonio hace cinco años.

¿Light había venido a pedir mi mano hace cinco años? ¿Cuándo? Y si había obtenido la bendición de mi padre y comprado el anillo... ¿Por qué no me había propuesto matrimonio?

-Se veía muy emocionado y seguro de su decisión a pesar de que solo tenían diecinueve años en aquel momento. Pero después de esa platica que tuvimos, nunca te pidió que te casaras con él. Pensé que quería esperar un poco más de tiempo, y con los años olvide que siquiera había pedido permiso.

-Iré a que me la devuelva entonces- tomo mi bolso y camino a la puerta, pero Teru me detiene.

-No, ese sujeto no me agrada. No quiero condicionarte, ni que hagas lo que te ordeno, pero esto es por tu seguridad... Hay algo en él que no me da confianza.

-Tiene razón, (T/N); es lo mismo que te  venimos diciendo hace años.

-No necesito la carta, me basta con las palabras que tu padre me ha dicho.

Suspiro y le sonrió a mi familia dándome por vencida. En realidad estaba buscando una excusa para ir a verlo, pero supongo que tenía que ser fiel a mis palabras y dejar este círculo vicioso en que me había sometido por años.

Se había acabado, en verdad era libre... ¿Pero por qué me sentía tan abrumada entonces?

Koi No Yokan (Light Yagami y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora