Pesadilla

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Narra (T/N)

-¡Light!- la voz de Sachiko interrumpe el silencio incomodo que había llenado la habitación después de la fuerte declaración de Yagami.

-¿Qué ocurre, mamá?- responde mi novio, sin quitar su mirada enfurecida de Misa.

-Ya son las 11:30, no debería quedarse tan tarde...

-¡Ah! Es verdad- la voz de Light suena aliviada ante la interrupción del momento incomodo-. Nos distrajimos conversando.

La voz chillona de misa se escucha al mismo tiempo que el sonido de la silla donde estaba sentada moviéndose- Lo siento, Yagami-san. Es mejor que me vaya.

-Te acompaño a la salida.

Ambos adolescentes salen de la habitación con rapidez y puedo escuchar sus pasos por las escaleras en lo que me retiro de mi escondite. Abro la puerta del baño con la intención de mojarme la cara y disiparme del drama que había tomado lugar frente a mí.

-Madre mía, dime, ¿en qué me he metido ahora?- le pregunto a mi reflejo del espejo.

-¿¡Rokujo!?- me llama Light desde afuera.

Salgo del cuarto de baño apresurada y en cuanto veo a mi novio me abalanzo sobre él en busca de sus labios. Me abrazo a su cintura con mis piernas y halo de él por el cuello, estampando nuestras bocas sin previo aviso y con fiereza.

-Gracias.

-¿Por qué?- pregunta él confundido.

-Por defenderme de esa maldita prostituta- no puedo evitar ofenderla, a pesar de que pocas veces me atrevía a despotricar frente a Light.

-Oye, somos un equipo. No voy a dejar que...- es tanta mi felicidad por ver siquiera un poco del Light Yagami que yo solía conocer, que lo corto a la mitad de la oración y vuelvo a besarlo.

-¿Cerraste la puerta al entrar?- cuestiono, volviendo a poner los pies en el suelo, pero sin soltar su cuello.

-Sí, ¿por qué?

Era una indecencia por mi parte, ya que su madre y hermana estaban a pocos pasos de nosotros, pero por una vez me quería dar el lujo de disfrutar el momento.

Normalmente, es él quien toma la iniciativa, pero a nadie le hacía daño un poco de intrepidez de vez en cuando, por lo que comienzo a desabotonar su camisa y a retroceder hacía su cama. Él comprende de inmediato mis intenciones, así que dirige sus manos a mi playera en lo que nos dejamos caer en la cama.

Me siento sobre él, dejando que mi feminidad toque su erección sobre la ropa. Sus manos suben por mis muslos, directo hacía los botones de mi falda y entre gemidos y suspiros logro articular una oración:

-Yo soy tuya, ¿pero eres tú mío?

-Indudablemente.

Jadeo ante la sensación de placer que Light me hace experimentar cuando succiona la piel por mi cuello...

Narra Light

Rojo.

Mis manos estaban cubiertas por un líquido rojo escarlata y este desprendía un olor nauseabundo e inconfundible: sangre.

Mire con desesperanza por toda la habitación, solo iluminada por algunos rayos del atardecer que atravesaban una ventana diminuta detrás de mí.

-¡(T/N)!- no la podía ver por ninguna parte, provocándome un sentimiento de nausea que aumentaba con cada segundo de su ausencia-. ¡¿Rokujo, dónde estás!?

Volví a mirar mis manos, pegajosas y resplandecientes... Y luego lo vi. Su delicado cuerpo, lleno de agujeros con el mismo líquido escarlata en mis manos, tirado a unos metros de mí. Me arrastre hacía ella y la atraje a mi cuerpo en cuanto estuvo lo suficientemente cerca.

¡No! ¡No! ¡No! La garganta se me cerró y los ojos se me inundaron de lágrimas; El pálido tono por todo el refinado rostro y los bellos ojos inexpresivos eran inconfundibles: Estaba muerta.

El grito salió desde lo más profundo de mis pulmones- ¡(T/N)!- sentí mi corazón hundirse en mi pecho y marchitarse tan rápido como lo había hecho ella- No, no me dejes- Ya era demasiado tarde, lo sabía.

La había perdido mucho antes de que el oxígeno siquiera abandonara su cuerpo, mucho antes de que la sangre dejara de circular por sus venas y se esparciera por el suelo como si de pintura se tratase... La había perdido junto con el joven de diecisiete años cuyo mayor anhelo era una mujer de tierna sonrisa y corazón de oro.

Para cuando finalmente realizo esto, (T/N) Rokujo está igual de muerta y fría que el hombre que solía ser tan solo un año atrás.

Despierto con las manos sudando y el corazón tan acelerado que por un momento pienso que se va a salir de mi caja torácica. De inmediato mi mirada se dirige al pequeño y desnudo cuerpo a mi lado, perteneciente a la única mujer que realmente me importaba en la vida a parte de mi familia.

Me acerco lentamente a ella, con la necesidad de sentirla contra mi piel. La rodeo con mis brazos y deposito un suave beso sobre su frente.

-¿Light?- me llama con voz ronca, un ojo abierto y una mueca de confusión.

-Perdón por despertarte.

-No importa, ¿estás bien?- Rokujo se gira sobre la sabanas y queda de frente a mí, con su cabeza enterrada en mi cuello.

-Sí...

Me resigno a acercarla lo más que puedo a mi cuerpo, aún con el corazón latiendo tan fuerte que se puede escuchar en toda la habitación. Ella besa mi cuello con ternura, tratando de calmar mi angustia a pesar de que le había dicho que estaba bien.

-No voy a dejar que te haga daño, ¿sí?- la volteo a ver confundido por sus palabras-. Esa Shinigami y su humana, no hay manera alguna en la que me puedan separar de ti.

-Gracias- respondo sin poder decirle la verdad.

Las palabas se me quedaron atoradas a la mitad de la garganta, a pesar de mis ganas de decirle que se fuera, que corriera lo más lejos de mi como pudiera y no volteara hacía atrás... Pero, ¿cómo podría vivir sin ella? El sólo pensamiento de Rokujo dejándome y consiguiendo otro hombre me mataba por dentro. Sin embargo, también estaba la posibilidad de que terminara tres metros bajo tierra y con una lápida sobre su cabeza.

Maldita sea, ¿en qué te he metido, (T/N)?

Koi No Yokan (Light Yagami y Tú)Donde viven las historias. Descúbrelo ahora