Cuando siento sus fuertes brazos rodear mi cuerpo me debilito y quiebro en llanto. Como si le doliera el simple hecho de escucharme llorar, me aprieta más contra él haciéndome sentir el latir de su corazón, tan cerca, tan íntimo. Mis manos chocan contra su dura espalda y recorro la tela negra de su camisa buscando consuelo, siento sus labios en mi frente dándome ternura y amor. Sin poder creer la situación, abro los ojos y alzó la cabeza para verlo a los ojos. Mis manos se desplazan desde su espalda hasta sus pectorales mientras mantenemos la mirada unida, fija y sin movernos ni por un segundo. Justin pestañea quebrando el perfecto contacto visual, mi primer instinto es besarlo desesperadamente, pero me contengo.
—¿Quieres contarme qué es lo que realmente sucede?
Niego con la cabeza esperando que el comprenda que no quiero hablar de ello. Pues Dios escucha mis plegarias porque él sólo asiente sin emitir palabra alguna y a continuación se inclina hacia delante buscando mis labios. Tiemblo bajo su tacto y cuando lo nota, no amaga a separarse de mí, sino que junta aún más nuestros cuerpos como si él fuera quien necesitara de consuelo.
De repente sus manos comienzan a acariciar mi cuerpo de una manera, muy inusual, que me hace recordar cuando estábamos recién de novios y él buscaba desesperado tener relaciones conmigo y yo riendo me alejaba de él. Pero como ya no soy una niña, y mi cuerpo realmente está necesitando de él, me dejo llevar. Mis manos comienzan por desprenderle la camisa mientras las suyas tiran mi abrigó lo más lejos posible y así es como entre beso y beso, caricia y suspiro, llegamos a la habitación como pudimos.
Alrededor de las tres de la mañana siento el cuerpo pesado, tengo la frente perlada de sudor y mis manos son las únicas libres. Abro los ojos e intento moverme, pero hay algo que me lo impide y sonrío al darme cuenta de qué es. Justin tiene sus piernas enganchadas con las mías y sus manos rodeando mi cuerpo, su cabeza se acomoda en mi pecho como si fuera un pequeño niño indefenso. Aprieto los labios intentando reprimir un grito estúpido de alegría porque después de muchos años ha sido la primera vez que hacemos el amor sin obligación, sin alcohol y gritos desesperados de por medio.
—Mmm.... —Gruñe cuando intento quitarlo de encima mío.
—Necesito ir al baño —susurro.
Justin se queja nuevamente y luego se aparta de mí. Me pongo de pie recogiendo mi ropa interior del suelo y luego de colocármela me dirijo al baño. Me observo al espejo y le sonrío a mi reflejo, me lavo el rostro mientras tarareo una canción en voz baja y luego hago pis. Salgo del baño apagando las luces a mi paso, me encuentro con Justin aún durmiendo con la mejilla pegada a mi almohada, cuando me acuesto a su lado se mueve para hacerme espacio y a continuación me abraza recostando su cabeza nuevamente en mi pecho, acaricio sus cabellos mientras él se queja por lo bajo.
Le agradezco a Dios en voz baja y luego cierro los ojos para conciliar el sueño nuevamente.
Despierto ligeramente liviana entonces estiro el brazo en busca de Justin, pero lo único que consigo es palpar la cama sin resultados. Frunzo el ceño y abro los ojos. Justin no está en la cama y por lo que parece tampoco está en el baño, me siento en el borde del colchón estirando mis músculos y luego de bostezar me coloco la bata y salgo de la cama. Como lo había predicho, el baño está vacío. Bajo las escaleras congelando mis pies descalzos y en la cocina siento el suave tararear de mi marido. Sonrío apoyando me en la baranda de la escalera antes de seguir con mi paso hacia la planta baja.
Justin está de espaldas a mí cuando entro en la cocina, me cruzo de brazos apoyándome en el marco de la puerta esperando que a Justin no se le haya ido la ternura que portaba la noche anterior. Cuando mi marido voltea para dejar la taza de café sobre la barra se sobresalta al verme, le sonrío levemente. Su mirada se oscurece bajo mi presencia, deja la taza y me observa atento.
—Buenos días —murmuro intentando no temblar.
Como saliendo de un hechizo, Justin de adelanta unos pasos en mi dirección y planta un beso en mis labios.
—Buenos días.
Me quedo allí de pie muriendo por dentro. ¿Es real?
—¿Qué hora es? —Pregunto en un bostezo.
Justin da vuelta su reloj de pulsera dejando mientras vierte café en una taza rosada.
—Son las siete, ¿no deberías apurarte? —Voltea a verme.
Mis manos sudan ansiosas. Cruzo mis pies como si estuviera inmersa en otra cosa mientras asiento.
—Ven, vamos a desayunar.
Creo que he muerto. ¿Qué sigue ahora?

ESTÁS LEYENDO
Save Me. {j.b}
FanfictionPrólogo Sus manos toman mis muñecas con fuerza obligándome a ponerme de pie, sus ojos buscan los míos cargados de furia y rabia descomunal. Mis manos tiemblan, mis piernas se debilitan al oír sus gritos furiosos y escandalizados. Cierro los ojos com...