Salgo del bar con los ojos hechos agua y sorbo la nariz antes de que empiece a lagrimear como estúpida. Me tomo la cabeza entre las manos respirando para calmarme y dos segundos después salgo corriendo en dirección a mi auto. Tengo que llegar a la seguridad de mi casa lo antes posible, aunque si Justin se encuentra allí no es todo tan seguro como lo estoy imaginando. Respiro varias veces renegando porque mi mano temblorosa no deja que la llave entre en la cerradura que en este momento me parece muy pequeña. Cuando logro abrir la puerta del auto me tiro allí dentro sintiendo como las lágrimas comienzan a bajar por mis mejillas y pongo el auto en marcha. No importa si voy muy rápido, solo sé que no puedo dejar de apretar el acelerador.
Justin se encuentra tirado en el sillón viendo televisión y le agradezco al cielo que casi no nota mi presencia cuando entro por la puerta, pero pronto mis agradecimientos se van a la basura cuando lo escucho decir mi nombre. Me detengo a mitad de la escalera.
—¿Qué? —Pregunto intentando mantener la compostura.
Justin no responde, solo siento sus pasos.
— ¿Qué? —Repito.
—¿Y a ti qué? —Pregunta él.
Como no entiendo la pregunta, suspiro y me seco los ojos antes de voltear a verlo. Le escapo a su mirada, observando los escalones bajo mis pies.
—Nada, Justin, ¿qué quieres? Necesito una ducha.
—Mírame.
Niego con la cabeza apretando lo más fuerte posible mis dientes. Justin murmura algo que no soy capaz de comprender.
— ¿Estás llorando? —Vuelvo a negar con la cabeza—. ¡Isabella! ¿Estás llorando?
¿Cómo se supone que deba reaccionar ante la bipolaridad de mi marido?
—No estoy llorando, Justin. Solo quiero darme una ducha, ¿puedo?
—No, no puedes. Ven aquí.
Niego con la cabeza y doy media vuelta para subir los escalones que me quedan. Justin no se queda atrás, sube las escaleras corriendo detrás de mí y me toma por el brazo haciéndome girar para quedar frente a frente.
—Suéltame —grito sacudiendo mi brazo.
Pero Justin no tiene una reacción violenta hacia mí, con su dedo levanta mi barbilla haciendo que nuestros ojos conecten. De inmediato aparto la mirada.
— ¿Por qué lloras?
Cierro los ojos unos segundos y al hacerlo más lágrimas resbalan por mis mejillas. Justin me suelta despacio y se cruza de brazos intentando mantenerse a raya.
—No estaba llorando, ¿si?
— ¿Crees que soy estúpido? ¡Te estoy viendo!
Respiro profundo antes de dar un paso hacia atrás. Busco los ojos de Justin con los míos y de repente me encuentro con ese Justin preocupado del que me enamoré años atrás. Mueve el pie con impaciencia como si necesitara saber desesperadamente qué me ocurre, pero luego recuerdo que ese Justin que estoy viendo es exactamente el mismo que me golpea. Retrocedo otro paso.
—Quiero estar sola.
—Y yo saber qué te ocurre.
Trago saliva con fuerza. ¡Cómo si le interesara verme llorar!
—Discutí con Diana.
Niega con la cabeza a la vez que ríe amargamente y es cuando me doy cuenta de que soy pésima para inventar excusas.
—Está bien, no me digas. Pero voy a saber porqué y por quién lloras y juro que no sale vivo.
Me muerdo el labio inferior, pero una parte de mí piensa que debería comenzar a gritarle. ¿Y por qué no hacerle caso a esa parte de mí?
—¿Qué ocurre? ¿Eres el único que puede hacerme llorar? —Pregunto altiva.
Justin parece sorprenderse, no lo culpo, yo también sorprendo de mis propias palabras.
—Quizá —dice tanteando el terreno—, porque tú eres mía y de nadie más. Y que seas mía significa que soy el único que tiene capacidad de hacer lo que sea contigo. —Se acerca un paso hacia mí—. Así que si tú no me dices por quién lloras, lo averiguaré solito —murmura tranquilamente.
—¿Y si no es nadie? ¿Si es solo un hecho?
—Entonces allí podríamos hablarlo, ¿no crees?
—No quiero hablar contigo, Justin.
Lo veo morderse el interior de la mejilla y me doy cuenta de que no es inmune a mis contestaciones. Doy media vuelta e intentando mantenerme entera camino hasta la habitación y cierro la puerta tras mis pasos. Me apoyo sobre la madera y deslizándome hacia abajo dejo caer todas las lágrimas contenidas, de repente mi móvil suena con tono de llamada y el nombre de Jeff brilla en la pantalla. Decido no responder, puedo llamarlo más tarde. Me pongo de pie quitándome el abrigo y lo tiro sobre la cama, me meto al baño y cierro con llave para que a Justin no se le ocurra alguna locura. He cerrado con llave las puertas a mi paso desde que a mi esposo se le ocurrió que golpearme era su nuevo estilo de vida. Abro el grifo y comienzo a desnudarme mientras el vapor se dispersa por toda la habitación.
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Save Me. {j.b}
Fiksi PenggemarPrólogo Sus manos toman mis muñecas con fuerza obligándome a ponerme de pie, sus ojos buscan los míos cargados de furia y rabia descomunal. Mis manos tiemblan, mis piernas se debilitan al oír sus gritos furiosos y escandalizados. Cierro los ojos com...