8. Mentiroso

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Peter me acompaña hasta la parada de autobús, sin quitarme el brazo de encima. Mientras andamos, me doy cuenta de lo fácil que ha sido tener un novio decente por fin. Bueno, no sé si somos "novios" todavía... pero es evidente que estamos en proceso. No me lo creo.

Le miro de reojo, siento su altura y su cuerpo musculado y pienso: no puede ser real. ¡Le gusto! ¡Yo! A Peter Nielsen le gusta la chica rubia y normalita de la clase, que no tiene un cuerpo espectacular, que no tiene unas facciones perfectas ni es la mejor ligando... Esa soy yo. Y yo le gusto a Peter.

—Estoy en proceso de sacarme el permiso de conducir.

Su voz me saca de mi trance. Hemos llegado a la parada y de momento solo estamos nosotros dos.

—Cuando lo tenga te podré llevar a casa.

Qué mono... Quiere llevarme a casa y librarme de la tortura que supone el transporte público.

—Estaré esperando. —Le sonrío y a cambio recibo un beso rápido y espontáneo en los labios.

—Te veo mañana.

Y Peter Nielsen se va por la acera con su casi metro noventa de estatura y ese andar confiado. Mi cita acaba aquí. Me pregunto cómo llegará él a casa... si se supone que aún no tiene coche.

—Erika —hablo cuando atiende la llamada. No ha visto mi mensaje así que no tiene ni idea de lo que ha pasado—. Creo que tengo novio.

Se escucha un grito y yo me aparto el móvil del oído para que no me deje sorda.

—¡Por fin! Después de tanto tiempo...

No hace tanto tiempo... Tampoco quiero que me lo recuerde. Aquello fue una mala experiencia que me perseguirá el resto de mi vida.

—Quiero conocerle. ¡Salgamos de fiesta!

—Dios, Erika... —continúo hablando mientras espero el siguiente autobús—. No debería estar pensando esto, pero lo pienso... Es que cuando me besó... Es tan alto, Erika, ¿me entiendes? Mucho. Cuando me besó me sentí la persona más pequeña del mundo, entonces me imagino...

—¿En la cama?

—Exactamente. —Asiento aunque no me esté viendo.

—Buah... Será brutal, te lo digo.

—Dios. —Me cubro la cara.

—¿Qué?

—Me gusta.

—Es normal, eh. Le he seguido en Instagram.

Me gustaría poder saltar, o bailar... o hacer algo para descargar esta adrenalina, pero todo lo que puedo hacer es colgarle la llamada a Erika porque el autobús ha llegado. Me siento al fondo, dejo el bolso sobre mis piernas y recuesto la cabeza en el asiento. Suspiro.

¡Punto para ti, Stella! Oh, sí... Ahora empieza lo bueno.

Una luz parpadeando me distrae. Es una notificación de Instagram. Louis me ha respondido... Interesante.

¿Por qué pensabas que no iba a seguirte?

¿No es obvio? En cualquier caso, se lo dejo claro.

Porque tienes muchos seguidores... Porque no somos amigos... Porque es evidente que no te caigo muy bien...

Me distraigo mirando por la ventana mientras espero su respuesta.

Si lo dices por lo de hoy, te dije que estaba todo bien.

Claro, él está muy tranquilo.

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