11. Fiesta

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Al entrar, lanza las llaves sobre la barra y estas se deslizan hasta chocar con una cesta metálica que finge ser un frutero. Me llega el olor a limón y toda la claridad proveniente de la ventana, junto con toda la decoración blanca, me ciega. Mi habitación también cuenta con mucha luz natural y eso es algo que me encanta para estudiar, pero este salón duplica la blancura. Es la segunda vez que estoy aquí con él, solos, y... wow. Es raro. ¿Quién me iba a decir a mí que me relacionaría tanto con el novio de Naomi? Ex novio, perdón.

—Tenías ganas de saltarte las clases, eh.

—Todo lo estoy haciendo por ti —responde, dejando la mochila sobre una de las butacas de la barra.

Me encuentro con su mirada burlona y se me escapan unos ojos en blanco. Entonces observo sus siguientes movimientos: sacar su portátil de la mochila y llevarlo hasta uno de los sillones, cerrar las cortinas de las puertas de cristal para acabar con la claridad y vuelve al sillón. Ahora todo se ha quedado casi a oscuras, salvo por la pantalla de su ordenador. Coge una de las mantas que hay a los pies del sillón y la lanza hacia el otro. Luego lanza un cojín y entonces comprendo que ese sillón debe ser mi lugar.

—No te voy a mentir —habla cuando me estoy acercando a por la manta y el cojín—. Anoche se estrenó una nueva temporada de una serie y no me dio tiempo de verla completa.

Se me escapa una carcajada rápida.

—No podías esperar más —comento, dejando mi mochila en el suelo. Me siento, estiro la manta y me acomodo sobre el cojín. La manta huele a suavizante de la ropa. Es un olor suave que no logro distinguir, pero tiene la capacidad de relajarte.

—Me dormí con el portátil encendido. Eran las tres de la mañana.

Por alguna extraña razón me lo imagino dejándose dormir mientras el episodio se sigue emitiendo y despertándose esta mañana totalmente confuso... y eso me hace sonreír.

—Un día haré maratones de series con mi mejor amiga y también nos dormiremos a las tres de la mañana.

Él se tumba en el otro sillón, el suyo, lejos de mí y se coloca el portátil sobre las piernas. Prepara unos auriculares y los conecta.

—¿No lo haces ya?

—No —admito—. Supongo que tenemos intereses distintos.

Quiero muchísimo a Erika y no la cambiaría por otra mejor amiga, pero con el paso del tiempo cada una ha ido por un sendero diferente. Seguimos teniendo muchas cosas en común y congeniamos a la perfección, pero ella no es del tipo de persona que sacrifica su sueño o su vida social por unos cuantos episodios nuevos. Es totalmente comprensible. No podemos ser iguales en todo.

Todavía no se ha colocado los auriculares en los oídos pero guardo silencio de todas formas. Me tapo con su manta hasta la barbilla y me coloco en posición fetal para estar más cómoda. Respiro profundamente y suelto el aire despacio, con calma. Eso es lo que necesito: calma. Necesito cerrar los ojos, tratar de no pensar y quizá incluso dormirme por unos minutitos. Me ha ofrecido una almohada para llorar, aunque esto sea un cojín realmente, así que voy a aprovecharlo.

Levanto la vista porque creo haber escuchado su voz pero al verle parece que solo ha sido mi imaginación. Vuelvo a mirar al suelo y se me pasa por la mente la foto que tengo en mi móvil y que fue hecha por Peter. ¿Qué le ha ocurrido? ¿Está enfadado conmigo o simplemente le importa una mierda y está siguiendo con su vida como si nada? Me ponía tan nerviosa cuando se me quedó mirando durante nuestras presentaciones... Qué guapo era. Es. Me sigue pareciendo atractivo igualmente, eso no va a cambiar. Me pregunto qué habría pasado si no me hubiera negado, si hubiera estado preparada al cien por cien para mantener relaciones sexuales con él. ¿Habría salido perfecto o solo habría sido otro fracaso como mi última vez? Por su forma de tocarme y de quitarme la ropa no parecía que fuera a ir con cuidado... A lo mejor si le hubiera pedido un poquito de calma, si le hubiera contado mi situación... Probablemente se habría reído de mí y me habría dicho lo mismo: no me hagas perder el tiempo. Me sigue dando rabia. Me sigue pareciendo muy injusto. Era mi oportunidad. Por fin. Y se ha desvanecido.

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