49. Puto acosador

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Salgo de la habitación de mis padres habiendo comprobado antes que Karlie no está por cerca. Entro en la mía cuidadosamente, y reviso que todo esté en orden. Ya ha pasado todo, por el momento. Ahora es momento de hacer una rutina de mañana como otra cualquiera, sin contarle nada a mi hermana.

Ella es la primera en irse a clase, luego salgo yo. Me dirijo a la parada de autobús y miro la pantalla de mi móvil cuando noto la vibración.

Gardner: Buenos días. ¿Cómo estás? ¿Qué te parece si quedamos alguna tarde fuera de mi lugar de trabajo?

Oh, mierda. El socorrista. Quiere quedar conmigo en otra parte... No me apetece pensar en eso ahora, así que no abro el mensaje. Permanezco de pie, en alerta, mirando a todas partes. Hay un señor esperando el autobús también, pero es bastante mayor. Dudo que pueda ser alguien que corra a una gran velocidad por un bosque a medianoche. Es un simple señor y no mi acosador.

En clase se nota que siguen organizando el tema de la fiesta. Es este viernes, y yo todavía no tengo muy claro qué voy a hacer. Avanzo entre mesas, sillas y grupitos de personas y me siento al lado de Louis. Le sonrío fugazmente y saco mis cosas del bolso. Me resulta extraño tenerle aquí ahora, con toda la normalidad del mundo, después de todo el jaleo de anoche.

—¿Cómo estás?

—Bien. —Asiento.

—¿Ninguna novedad?

—No.

—Bien.

—Siguen hablando de lo de este viernes, ¿verdad?

Ahora él asiente. Le miro de reojo.

—¡Buenos días! —La voz de Eliana me sobresalta. Se planta frente a nosotros sujetando una carpeta más pesada que yo contra su pecho—. Tengo buenas noticias. Anoche terminé lo que faltaba del trabajo.

—¿Tú sola? —intervengo rápidamente.

—Sí, no era mucho. Es una estupidez de trabajo, sinceramente, así que me puse a terminarlo. Está todo revisado de arriba a abajo, solo falta que ustedes le den el visto bueno.

Creo que Louis y yo pensamos en lo mismo, porque ambos nos giramos en busca de Hanlon. Parece que todavía no ha llegado. Nos volvemos hacia Eliana. Lleva unos vaqueros largos sujetos con un cinturón brillante de color turquesa.

—Cuando lo revisen, me avisan para entregarlo. Hasta luego. —Da media vuelta y se dirige a su sitio.

Me levanto y voy tras ella.

—Eliana —la llamo—, ¿cuándo... podríamos dar ese paseo en bici?

Se hace la pensativa por un momento.

—Esta tarde —responde, sin más.

—Vale. Guay.

Se sienta, deja la carpeta sobre la mesa y comienza a sacar miles de cosas de su mochila. Tengo la impresión de que ya no va a decir nada más, así que me voy lenta y disimuladamente. Vuelvo a mi sitio, pensando en lo que acaba de ocurrir. He quedado con Eliana. Genial. ¿Será posible que nos llevemos bien? ¿Podríamos tener una amistad? Eliana es rara, no me canso de decirlo... pero algo muy bueno que posee es la sinceridad.

—Entonces... —habla Louis—. ¿Sales este viernes o no sales?

—Buena pregunta. —Apoyo los codos sobre mi mesa. Me apetece salir un poco, sinceramente. Yo sé que Erika llevaba razón... que estoy sola. Quiero hacer algo. Quiero hacer cosas más allá de trabajos de la universidad, escribir y huir de un puto loco que me persigue—. No estoy segura.

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