41. Tres semanas
Al bajarme del autobús lo único en lo que puedo pensar es en llegar lo antes posible a casa para ponerme a editar los capítulos. Me faltan unos diez por revisar y corregir y prometí que el viernes entregaría el documento a la editorial. El viernes es mañana y, además, hoy he quedado con Erika para tomar algo y vernos. Sobre todo vernos. Hace semanas desde la última vez.
No quiero empezar a estresarme desde ya, pero lo estoy. Presiento que me espera una noche larga de retoques y de muchas dudas. ¿Es mejor este adjetivo o el otro? Esta palabra la repito mucho, necesito un sinónimo. ¿Aquí va una coma? ¿O quizá quedaría mejor aquí? Pregunta, pregunta, pregunta... Escribo eso todo el rato. Demasiados "pregunta". ¿Esta frase ya la había escrito antes? ¿El personaje ya había dicho esto? No me habré equivocado con los nombres, ¿verdad?
Y así es cómo funciona mi mente cuando me someto a la presión de editar. Sé que solo es la mitad de la historia, que no tengo que entregar el manuscrito completo aún, que para algo está la editorial y el personal: para corregir y mejorar... pero no puedo evitar la inquietud.
Suspiro, en mitad de la calle, y acelero el paso. Desde que entre, comeré lo más rápido posible y encenderé mi ordenador hasta que sea la hora de salir para ver a Erika. Luego, volveré a casa, me ducharé y estaré releyendo capítulos hasta que me quede dormida involuntariamente.
Introduzco la llave en la cerradura y entro velozmente. Cuando me dispongo a recorrer el pasillo, algo me frena en seco. Giro la cabeza y diviso las siluetas en mi salón. Mi tía y mi prima Greta han venido de visita.
—¡Hola! —exclamo, sonriente, hasta que me doy cuenta de que algo no va bien. La sonrisa se me va esfumando progresivamente. Mi madre habla con Greta sin ni siquiera prestarme atención y mi tía más de lo mismo. Karlie, la que parece ser la única que me ha visto y oído, me mira y se acerca rápidamente a mí. ¿Mi prima ha estado llorando o son cosas mías?
—Stella —susurra mi hermana y me agarra por el brazo, arrastrándome por el pasillo. Me lleva lejos, para que no puedan oírnos.
—¿Qué pasa? ¿Le ocurre algo a Greta? —Frunzo el ceño, con confusión.
—Bueno, a ver cómo te explico esto... —Se para frente a mí, agarrándose el puente de la nariz—. Digamos que el novio la ha dejado.
Mi mente no reacciona. ¿Cómo ha dicho? No, eso no es posible.
—¿Christian la ha dejado? —pronuncio.
¿Mi Christian Grey ha dejado a Greta? Bueno, no el mío... el suyo. Siempre he hecho esa asociación, de su novio con el personaje porque... bueno, en fin, por cosas evidentes.
—Exactamente —confirma mi hermana. Continúo con el ceño fruncido. Eso no puede ser. ¿Por qué no reacciono? Me resulta de lo más extraño. ¿Greta sin Christian? Surrealista.
—No entiendo, Karlie. ¿Cuándo ha pasado eso? —continúo, en susurros.
—Pues hace un par de días. Ellas han venido de visita, mamá le ha preguntado por él, y ya sabes... Ha empezado a contarlo y se ha venido abajo.
La miro, alucinando. Qué fuerte.
—¿Sabes por que fue? ¿Discutieron?
—No creo. —Se encoge de hombros—. Simplemente dijo que ya no quería seguir... que ya no lo sentía como al principio.
Mantengo los ojos muy abiertos, procesando. ¿Y ahora yo qué hago? ¿Voy hasta dónde está ella y le digo que lo siento? ¿No me acerco al salón y voy a comer silenciosamente? ¿Alguna vez he tenido que consolar a alguien porque le han dejado? ¿Qué se dice o se hace en estos casos?
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Las novelas de Stella
FanfictionHabiendo salido muy pocas veces de su zona de confort, Stella se enfrenta a su primer año en la universidad. Llegan nuevas experiencias, nuevos compañeros y nuevas amistades, y pronto su vida se vuelve más parecida a todas las historias que ella inv...