AEDERLAN [Poder De Los Caídos]

-DOS-

Mi grito se oye en todo el edificio.

Hasta que me toca callarme cuando veo a mi padre y sus guardespaldas dentro del apartamento.

—¿Se puede saber que acontece?—él observa de un lado a otro y  deja las cosas a un lado para acercarse a mi y asegurarse de que estoy bien. Jacob y Lilo registran todo el lugar.

—U...un intruso. Ven...ventana. Él escapó.—papá me abraza mientras sigo señalando la puerta hacia el balcón.

—Lo encontraran cariño. ¿Te hizo algún daño?—me ve el cabello peinado ó tal vez no tan peinado.

—No papá. Èl solo apareció y me pidió que tocara para él.

Me reservo decirle que aquella cosa tenía alas. No quiero que Jacob y Lilo sean  despedidos por reírse de mis tonterías.

—¿Tocar para él?—papá frunce el ceño.

—Si. Pero ha desaparecido antes de que entrases.—papá camina de un lugar a otro mientras se afloja la corbata.

—Busquen bien a ese bastardo y revisen las cámaras de seguridad. Tú ve a peinarte, saldremos en breve.

Quisiera decirle que ya estoy peinada. Pero mejor me suelto el cabello y me lo dejo así.

Aquella figura que vi, no tenía rostro. Era una sombra negra que estaba delante de mi. Quisiera saber que se puede ver en las cámaras, no quiero quedar como mentirosa o loca. Quizas deba contárselo en privado cuando todo esté calmado.

Veo la hora en el teléfono y solo faltan veinte minútos para las nueve.

Decido llamar a Francias antes de salir con papá.

—¿Cómo te trata la noche? La lluvia se espande por todo óregón.—me pregunta.

—Lo se. Igual saldremos hacia la reunión de Jack.

—Mm... Es raro cuando llamas a tu padre por su nombre.

—Eso tambien lo se. Pero a veces no puedo evitarlo.

—El carro dónde voy se accidentó. ¿Crees que puedas pasar a recogerme? Dile a Jack.

Una corriente de felicidad se expande por mi cuerpo. Si hablo con papá, se que no se negará. Francis es la clase de chicas que siempre se aburre de los lugares cerrados y más si no hay chicos de su estilo a quienes tenga para ver. Recuerdo qué la última vez que la invité conmigo se quedó dormida en una de las mesas.

—Esta vez no puedes dormirte. Recuerda que papá se molestó.

—Ya eso debe haberlo olvidado y tu sigues en lo mismo.

—¡Valentina! nos vamos.—Me llama papá con autoritaria voz.

Era de esperarse, no puede nunva aguardarse un segundo más. Siempre todo  debe ser a la velocidad del rayo.

—Debo bajar. ¿En que parte estás?

—A unas ocho cuadras de mi casa, cerca de bar...Ya sabes donde ocurrió...

La corto de inmediato para no hablar de lo que pasó a solo casi un año atrás en ese lugar.

Tiene muy mala fama, papá siempre está pendiente de que por nada en la vida me acerque a ese lugar, asegura que ahí adentro hay maldad.