-DIECIOCHO-

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La puerta se abrió de golpe con una fuerza inesperada. Francis se encontraba en la entrada del apartamento con Mica a su lado.

Valentina se llevó la mano al pecho por quel imprevisto acontecimiento.

—¡Pero si aquí estan! —dijo Francis con ironía y sonrió viendo fijamente a Valentina y luego a Gabe.

—Ya estabamos por subir.—contestó Gabe algo incómodo y no pude evitar juguetear con su cabello como maña de siempre.

—¿Dónde está? —La furia se envidenciaba en el rostro de Francis. Miraba fijamente a Valentina, quién se preguntó si era el cuerpo de Lilo por el que preguntaba.

—¿Quién?—preguntó atónito Gabe. —¿Qué sucede?—miró a Mica que estaba de brazos cruzados recostada junto a la puerta.

—Solo somos nosotros dos—contestó Valentina.—¿quién se les perdió?

—Ya no te sirve mentirme. Se que lo sabes todo. —dijo acercándose a ella.—ahora quiero saber dónde esta Lilo.—su mirada era fría. Jamás había visto a su amiga actuar así.

Recordó a Adel y Lilo encondiendo el cuerpo del humano, pero no vió en ningún momento a dónde lo habían llevado.

—No lo se. Y si lo supiera no te lo diría.—contestó molesta.

—Ok, no se que rayos está sucediendo aquí. ¿Me explican? —exigió Gabe sorprendido por la manera que estaban reaccionando ambas.

—Encargate de él Mica.—dijo Francis furiosa. Valentina vió como Mica asintió y se aproximó hasta Gabe quien comenzó a retroceder. Sus pasos eran lentos, se meneaba de una manera qué si no fuera por aquella confunsión, podía provocar a Gabe.

—¿Qué coño les pasa? —preguntó antes de ser tocado por Mica, él se alejó bruscamente y caminó solo un poco hasta caer de bruces en el piso.

—¿Qué demonios haces? ¡Estás loca! Eres una asesina. ¿Tambien piensas matarle.?

Se preguntó dónde estaba Adel y Lilo. Necesitaba su ayuda en aquel momento, no quería que su loca amiga hiciera lo mismo que había hecho con Lilo.

—¡Aaamm...! Con que la niña
Si lo sabe. Bien. Ahora quiero que me digas dónde están.

—No lo se. Salgan de mi apartamento ahora mismo.

—Puedo hacerla hablar—intevino Mica.

—No es necesario.—Los ojos de Francis brillaban.—Ellos van a aparecer.—se rió y tomó a Valentina por el cuello por una sola mano.

Valentina buscó hablar, pero no pudo hacerlo, la mano de Francis comenzaba a apretarse con fuerza al rededor de su cuello, la estaba ahorcando.

Se reía y mostraba su perfecta dentadura. Comenzó a elevar a Valentina, sus pies ya no tocaba el suelo, ella golpeaba su brazo para que la bajara, pero no sedía.

No podía creer que su amiga siempre había sido una apariencia, alguien escondido tras una cara bonita, amable y atenta con ella.

No podía respirar bien, la estaba afixiando, se preguntó si hasta ahí llegaría su vida. Si se reuniría con su hermano, cerró los ojos sin  no poder más. Zapalateaba, pero de nada servía, era muy grande la fuerza que tenía aquella bruja delante de ella.

—¡Déjala!—exigió una voz. A Valentina le volvió el alma al cuerpo y sintió como aquella mano se alejaba de ella hasta dejarla caer al suelo.

—¿Tú? No es a ti a quién busco. Pero dime ¿qué te trae por aquí?—Francis caminó hasta darle la espalda a Valentina.—¡Oh, no lo había notado! Pero que lenta soy.—llevó la palma de su mano hasta la frente— Es por ella. ¿No?

Valentina miró al hombre que estaba en la puerta. Llevaba su cabello mojado y la ropa tambien, sus botas estaban encharcadas, vestía ésta vez de negro. Se alegró de tener su ayuda.

—Puedo guiarte hasta él. Pero debes dejarla en paz.—dijo Jacob sin mirar a Valentina.

—Perfecto, puedo dejarla en paz luego de que me entregues a Lilo. Así que ella viene con nosotros, no soy tan estúpida para marcharme contigo y dejarla.

—¿Cómo sabemos que no miente?—Preguntó Mica.

—Su deber siempre fué protegerla. Él sabe de lo que sería capaz de hacer. ¿En dónde está?

—En Las siete copas. Ella no debería venir—dijo Jacob muy serio. Valentina recordó entonces la conversación que había tenido con Adel. Aquella era su oportunidad de hablar con él antes de que desapareciera de su vida otra vez.

—Yo no puedo quedarme aquí.—respondió viendo fijamente a Jacob. A esos ojos negros que no mostraban expresión alguna.

—No vendrá.—alegó viendo a Francis.

—¿Por qué no? Ya sabe bastante de lo que le rodea, no le vendría mal conocer un poco más. Así que si viene con nosotros.

—Esto será rápido si nos vamos ya. ¿he? —dijo Mica saliendo del apartamento.

—¿Y qué de ese chico?—preguntó Jacob.

—¡Ah, lo había olvidado! Ese despertará por la mañana. Para cuando regresemos ya no estará aquí.

***

AEDERLAN [Poder De Los Caídos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora