-TREINTICUATRO-

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Era de esperarse que un rayo de luz se colara en mi habitación he impactara contra mi cara. Las horas fueron pocas, se me pasaron volando porque soñé con Adel.

En el sueño estábamos en su habitación, yo tocaba el piano y, él solo prestaba atención, escuchaba muy atento. Al terminar con la melodía que me había enseñado, se miró las muñecas, lo que me extrañó. Le pedí que se acercara a mi y lo hizo, me besó ferozmente mientras que sus manos descendían por mi cintura, por mis piernas y luego por mis glúteos, eso provocó unas sacudidas a mi cuerpo, animándolo a que continuará porque yo también así lo quería. Hasta que Dustin apareció en la puerta y desperté.

¡TE ODIO DUSTIN WEIGEL!

Me levanto tan animada que he dejado la flojera encerrada en mi habitación y he preparado el desayuno para los tres, Lilo, tía y yo, aunque soy la única que al parecer está despierta. Me sirvo una taza de café hasta casi desvoldarse y me dirijo hasta el pasillo donde papá tienes todavía algunos de sus cuadros con extraños textos bíblicos (dado a que el resto fueron destruidos).

Necesito hayar respuestas y solo investigando entre las cosas de mi padre puede que las consigas. Adel asegura que yo tengo la llave para liberarle de mi padre y debo buscar la manera de saber cual es.

Me concentro en el textos que está en uno de los marcos más altos por un solo breve tiempo, dado que el teléfono que está en la sala suena de manera ruidosa y espabila el silencio dentro del apartamento.

Corro hasta la cocina donde está el teléfono deseando que sea mamá porque le he dejado varios mensaje para poder comunicarme con ella.

-¿Aló?-No reconozco el número, no puede ser mamá. -¿Quién es?

-Soy yo Penélepe. Pensé que tenías mi número registrado como una amiga más o enemiga de Francis. ¡No lo se!, pero acabo de descubrir que no ...-su tono de voz animada va desminuyendo a medida que suelta cada palabra.

Entorno los ojos porque se que está llamándome de otro teléfono.

-Nunca me habías llamado de este número Penélepe...

-¡Coño! Ja, ja, ja, ja tienes razón... - comenta la latina.-bueno no olvides guardar este número, papá me lo ha obsequiado ayer por la tarde cuando intentaba llamarte del otro.

Es extraño tener que hablar con ella y no con Francis, como la hecho de menos, llevábamos años de amistad. No entiendo porque se comportó también conmigo por tantos años para luego querer asesinarme.

Bueno, es mejor envejecer solo que permanecer al lado del enemigo.

-No te preocupes. Eso haré. -Le respondo dirigiéndome a la sala hasta estar a un palmo de una de las primeras estatuas de mi padre que compró en una subasta.

-Fino entonces. ¿Qué harás por la tarde? No quiero quedarme aquí en casa viendo las cuatros paredes. Supongo que con tu tía si puedes salir. Podríamos ir a los bolos, al parque de atracciones...

Mis pensamientos vuelan a la escapada que hice anoche con Adel a escondidas de mi tía. Recuerdo ese breve momento en el que me dijo que robaríamos a mi padre... Su sonrisa fue tan malvada que me contagió. Pero no es con Adel que saldré nuevamente, ¡Será con mi tía!.

-Amm... No lo se-. Recuerdo también que tengo que hacer el trabajo con Gabe así que tendría que pedirle que venga un poco más temprano.

Le echo un vistazo a la habitación de mi tía que, un segundo después la puerta comienza a abrirse lentamente para asomar su cabeza y mirar de un lugar a otro. Lleva terribles ojeras.

> Si sólo pudiese desaparecer de su vista y ver que tiene pensado hacer, sería perfecto<

AEDERLAN [Poder De Los Caídos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora