AEDERLAN [Poder De Los Caídos]

-DOCE-

Lilo había recibido una llamada de Dante dando autorización para que los llevara a la terraza. Aquello le pareció muy extraño de su parte, pero Jack le había sido muy claro al decirle que obedeciera en todo a su superior, y si por algún motivo no estaba de acuerdo, entonces debía llamarlo, solo en un caso muy urgente.

No le llamó.

Puede que hacer esa llamada molestara a Jack. Solo sería una pequeña reunión con sus amigos que ellos debían supervisar. De todas maneras él estaría más atento al asunto. Ya era la segunda vez que no le agradaba las ideas de Dante.

Detuvo el ascensor antes de que pudiesen subir todos y sorprendidos bajaron de allí. A Valentina le cambió el semblante de inmediato. Y a Pénelope mucho más.

—Sabía que eras un buen chico. Si sonríeras un poco más, sería mucho mejor.

Valentina le clavó una mirada para que se callara.

—¿Qué? Es la verdad. Mejor vamos arriba, este pasillo comienza a preocuparme. ¿Realmente no vive nadie más aquí?

—No he visto a nadie más desde que llegué. Esto es espeluznante—Nick se frotó los brazos.

—No exageres Nick. —respondió Gabe.

—Nunca exagero y lo sabes, ¿hasta ahora con quien te has cruzado?

—Es tarde. Puede que todos duerman. ¿No lo crees?

—No. No me parece...es como si...

—¡Oh por Dios! Ya cierra el pico amigo. Vas a despertar a todo mundo.—se astió Gabe.

—Como si las canciónes no lo fueran a hacer—respondió Felipe quien poco hablaba siempre, el compañero de clases más silencioso. Los otros dos chicos rieron a su lado.

Valentina solo suspiró y subió con ellos a la terraza. Prefirió reservarse en decirles que ellos eran las primeras personas que pisaban aquel edificio.

En la terraza no había nadie.

—¿No debería estar Francis aquí?—preguntó Pénelope.

—Debería...dejame llamarle—propuso Valentina al sacar el teléfono.

—¿Aló?...—contestó.

—¿Dónde estás?—preguntó Valentina.

—Aquí en la puerta de tu apartamento.

*

—¿Crees que vengan con ésta lluvia que no parece cesar? —Preguntó Penélope una vez que estaba viendo desde la ventana.

Las dos chicas habían bajado hasta el apartamento como se lo había pedido Francis, dejando a los otros chicos arriba.

—Por supuesto, la mayoría viene en carro querida.—Contestó Francis quién estaba en la cocina sacando los vasos y con el oído demasiado presto para estar tan lejos.

—Eso ya se verá.—contestó alejándose de la ventana.

—¡Chicas vengan a ayudarme aquiii! hay que subir esto arriba y por cierto ya uno de los chicos está abajo con las bebidas y el resto del grupo.

-¿Tiene este chico la licencia avalada por el Acta de control de bebidas? Sabes que no puede subir bebidas así no más. -Penélope parecía ser la supervisora de Francis.

—¿Si saben que Dante está en el pasillo?—interrumpió Valentina.

—Despreocupate. Él está de nuestro lado.

—Misterio que aún tenemos de como le hiciste. Nos debe una explicación de como haces para que él actúe así—algo había hecho Francis para convencerle.