AEDERLAN [Poder De Los Caídos]

-CUATRO-

-¿Què acontece contigo? Saliste corriendo como loca maniática.

-Solo creí ver a la persona que estuvo en el apartamento.

-¿Quien? Te vi correr sola hacia el baño.

-No importa. ¿Si? Igual no crees nada de lo que te digo. Necesito hablar con mi padre, puede que él si me crea.

Me molesta que mi amiga no crea lo que le digo, pero tampoco no puedo obligarla a hacerlo.

Papá el mejor que nadie puede que me entienda, ya que cada noche lee su biblia y todas las veces que puede me habla de ella. De la maldad que se encuentra en este mundo. Dice que debemos protegernos del mal, por esa razòn luego de que se separó de mamá, él resguardó nuestra seguridad. Siempre hay guardespaldas conmigo y con él.

Todo es un misterio del que poco me habla.

-Quedate aquí. Vuelvo en un momento.

La mano helada de Francis se agarra a mi muñeca.

-No creo que sea bueno en este momento.

-¿Por?

-Si lo haces, puede que no te deje ir a la fiesta.

-Tienes razón.-Ya había olvidado por completo esa parte.-¿Qué hora es?

-No ha pasado ni una hora desde que estamos aquí.

Veo a Jacob aproximarse hacia nosotros. Lo que es más extraño todavía.

-Señorita Sellers su padre la solicita.

Francis me ve extrañada y yo frunso el ceño.

-¿A mi? ¿estas seguro?

-Si. Muy seguro. No perdamos tiempo y acompañeme.

A papá no le gusta que lo hagan esperar. Si él avisa cualquier informacion a Jacob que deba darme para recibir respuesta de
inmediato, entonces no se puede perder tiempo porque enloquece.

-Ok. Pero Francis viene conmigo.

Jacob mira de reojo a Francis.
-Sigame.

Subimos a la planta de arriba y hay mucho mas gente de las que imaginé.

Esa persona debe estar aqui...

Jacob y Lilo nos guían hacia donde estan las mesas.

-Yo si que tengo hambre.-Dice Francis.

-Bueno, supongo que por esa razón estamos aqui arriba.

Un ruido fastidioso, ese que todos tienden a esperar siempre en las fiestas, se escucha al fondo de la sala acoplada que me rodea.

Una chica joven atrae la atención de todos, incluyendo a mi padre a quien veo a solo dos mesas por donde voy.

-Veamos que es eso importante que tiene para decir.-alegra Francis antes de llevarse un bocado a la boca que no se de donde lo ha  sacado.

Papá no está solo, alguien más le acompaña. Alguien a quien jamás en mi vida había visto.

-¿Ya estamos todos? ¿No quedó nadie abajo? Quiero que esten todos aqui para poder anuciar lo que tenemos para ustedes.

Me acerco hasta la mesa y me siento al lado de papá, pero antes echo un vistazo al hombre de unos treinta y cinco años ó menos, que está a su lado. Es un hombre de espalda ancha y lleno de tatuajes. Lleva el cabello echado a un lado y a cada momento mira a todos lados.

Que extraño...

-¿Papá para qué querías verme?

Fracis tose dos veces seguidas para luego sentarse como toda una princesa.