-VEINTISIETE-

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Los cálidos y suaves labios de Adel se apoderan de los mío, me besa con ternura y con una disimulada urgencia qué sin poder evitarlo me ofrezco a responder. Su mano recorre mi cuello perdiendose entre mis cabellos, atrayendome un poco más hacia él. Mi cuerpo quiere estallar de emociones, un cosquilleo se espande por todo mi cuerpo al sentir el rose de su barba por mis labios.

No puedo evitar dejar mis manos quietas, las dejo subir por sus pectorales decidida hasta llegar a su cuello. Adel me invita con su otra mano en mi espalda a que me apegue más a él y cedo a hacerlo. Quiero estar más cerca...

La lluvia aumenta con más fuerza.

Un ruido inesperado hace qué me despegue antes de que suba a su regazo.

-¿Lo has oído?-Le pregunto al volver nuevamente a mi lugar y suspirar.

Adel apenas me mira. Sus ojos se fijan en el retrovisor por unos segundos interminables.

-Al parecer tenemos compañía-dice sin despegar su vista del retrovisor.

Me giro un poco en el asiento y miro los focos encendidos que no dejan ver el auto que está detras de nosotros.

-Si. Eso me parece-digo acómodandome nuevamente. No solo llueve, los relámpagos comienzan a caer y el auto detrás de nosotros lleva una canción a un volumen que podría dejar soldo a cualquiera.

-Vayamos a otro lugar, no es seguro aqui-dice Adel al arrancar el jeep y guiñarme un ojo. Pero antes vuelve a echarle un vistazo al auto de atrás qué ahora a apagado sus luces.

Me froto los brazos porque el frío comienza a aumentar, no traje una chaqueta y aunque está la calefación, no es suficiente. Adel se detiene frente a la entrada del teléferico, qué permane cerrado.

-¿Qué hacemos aquí?-le pregunto.

-¿Has subido alguna vez?

Niego con la cabeza. Papá jamás dejaba salirme a ningún lugar, quisiera decirle, pero él ya puede que lo imagine. Al fin sabe mucho de mi.

-¿No tendras pensado subir allí?

-Si, y tu vendrás conmigo. Será una buena manera de perderle miedo a las alturas.

Me quedo viendo ese rostro liso y moreno.

Ah, ni siquiera se que responderle. Realmente le tengo miedo, nunca he subido a un téleferico, pienso que es uno de los peligros más grande, siempre imaginé unas maneras horripilantes de morir ahí.

-Me encataría, pero ya está cerrado.

Adel alza una ceja.

-No para nosotros pequeña.

-¿Por qué quieres que pierda el miedo a las alturas? si está cerrado.-insisto.

-No tienes porque temerle. Las personas como tu no le temen Valentina. Él saca una sombrilla de la portazuela y de la parte de atrás una chaqueta de cuero.

-La necesitas-se acerca a ponermela, detallo algo que brilla en su cuello, es un collar que se esconde debajo de su camisa negra. Por último me pone la capucha.

-No bajaré de aquí-le aseguro.

Adel al sonreír se relame un poco los labios y me dan ganes de besarle nuevamente allí.

-Ya veremos.

Adel se baja antes de que ponga otra queja, le veo avanzar hasta la puerta con el paraguas para no mojarse.

Limpio con mi mano el vidrio para poder ver bien la estructura grande que en una ocación miré de lejos ya que papá pasó muy cerca, apenas puede verse desde aquí ahora por la neblina.

AEDERLAN [Poder De Los Caídos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora