-ONCE-

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El día sabado que podía haber sido sosiego para Valentina, se convirtió en uno de los más agotadores. A cada momento recibía una llamada de Francis Lee para tratar de convencerla a cerca de aquella fiesta qué, a sus espaldas venía planeando. No era la llamada que esperaba, solo miraba su teléfono para saber de Jacob quién no aparecía desde aquella última vez que habló con él, volvía a llamar.

Ya había hecho el desayuno, limpiado el apartamento y conversado brevemente con Lilo para saber si sabía de su paradero, asunto del cual Lilo no quiso hablar.

Valentina caminó hasta el balcón y estresada prefirió quedarse allí viendo la ciudad. Escuchando a lo lejos las Sineras de una ambulancia que parecían luchar contra aquel silencio eminente que ella tanto amaba. Su teléfono volvió a vibrar en el pequeño bolsillo que tenía en su braga jeans que le había obsequiado su mamá hacía muy buen tiempo.

Suspiró y se lo pensó antes de atender. Él número no estaba registrado, así que atendió con más esmero.

-¿Aló?

-Mi niña.-dijo su padre con gran devoción.

-¡Papá! Pensé que nunca llamarías. ¿Cómo ha ido el viaje? ¿cómo está mamá?

Al otro lado Jack suspiró como si el cansancio se lo estuviese consumiendo.

-Algo estresante. Tu madre está durmiendo, llegamos hace poco, tuvimos algunos inconvenientes.

-¡Oh! ¿Qué sucedió?

-A última hora tuvimos que cambiar de avión, estaba presentando algunas fallas.

Valentina regresó adentro, dejó que su teléfono reposara en su hombro y lo sostuvo con su cabeza al inclinarse, mientras que sus manos se ocupaban de cerrar la puerta para quedar en silencio total.

-Bueno. Lo importante es que llegaron bien, que me llame luego.

-Así va a ser. ¿Tú tía Giselle no se ha puesto en contacto contigo?

-¡No! Aún no-ni deseaba que aquella mujer lo hiciera, no la necesitaba en su vida, prefería seguir sola que en compañía de tal desgracia. Le haría la vida imposible otra vez.

Valentina se sentó en una de las sillas del comedor y los recuerdos que le llegaron fueron agrumador.

Cuando era más pequeña y no estaba cerca de su padre, siempre la regañaba, quería que la ayudara en todas sus cosas como si ella fuese una exclava. Siempre fué una mujer que le gustaba lo fácil, que andaba con personas misteriosas a su alrededor. No sonreía muy a menudo y a pesar de que era joven y hermosa, su forma de ser le arrebataba todo aquello, deseó muy en el fondo que hubiese cambiado después de haberse casado, porque de lo contrario si tendría grandes problemitas ésta vez.

-Yo hablé con ella al rededor de media hora. Quedó en llamarte. Mañana a eso de la tarde estará por allá.

-¿No era en la mañana?

-No, no puede mi niña. ¿Cómo te estás comportando con Dante y Lilo?

Valentina echó un vistazo a su alrededor, vió a Lilo a solo unos quince pasos alejado de ella leyendo el periódioco. La puerta de la entrada estaba abierta lo que significaba que Dante estaba otra vez en el pasillo fumando.

-Hasta ahora bien. Ya sabes como son, no hablan muchos ninguno de los dos. Son silenciosos.-se río y no dijo nada más cuando vió a Dante entrar y mirarla fijamente.

Jack se río al otro lado del télefono.

-Tienes razón. Pero son buenas personas, nadie mejor que ellos iban a cuidar bien de ti.

AEDERLAN [Poder De Los Caídos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora