-VEINTIOCHO-

1.3K 223 31
                                    

Me sostengo con fuerza al cuerpo de Adel. Como si él fuera mi único protector. Más alla de la ciudad puede verse una barrera qué impide el paso de espiritus que luchan por entrar. Aunque estan lejos de mi vista puedo verlos tan cerca por la altura en la que estamos.

-¿Qué son ?-le miro confundida.

-Legiones de almas qué esperan día y noche ser liberados.

-¿Y por qué? ¿Quién va a liberarlos?-pregunto llena de sorpresa.

-Un día estuvieron de este lado y aún no han sido condenados. Son personas que han muerto, no tienen entrada al seol ni aún al cielo. Tienen la esperanza de ser liberados por uno de los cuatro demonios que están atados en el corazón del infierno.

-He leído de ellos en la biblia -Adel eleva una ceja. Así que corrijo porque en realidad es mi padre quién la leía para mi cada noche. Se sentaba luego de llegar del trabajo y ojeaba hasta detenerse en un capítulo específico. En muchas ocaciones me leía salmos dónde hablaba del sufrimiento, la angustia y el dolor que padecían los creyentes. No entendía porqué lo hacía, el porqué me prohibía salir sola a las calles, recorrer nuevos lugares. Pero claro está que yo no podía ver lo que siempre estuvo delante de mi. Un mundo oscuro, lleno de tinieblas dónde la maldad abunda más de lo que parece. Somos un pequeño punto siendo protegidos por algo invisible que no les permite entrar aquí a dónde estamos. Continúo- Son demonios realmente malvados. El ángel Miguel es quién tiene la llave.

-Así mismo es. Nadie sabe dónde pueda tenerla. Muchos han luchado con él para recuperarla.-Adel besa mi cabello.

-Según la biblia todos ustedes son malos. ¿En que se diferencian de ellos?

-No lo sabemos y tampoco queremos averiguarlo.

-¿Por qué no?

-No es momento de hablar de ello.

-Am...¿Crees que mi hermano esté allí?-le pregunto una vez que salimos del teléferico.

-No lo se. No se donde pueda estar .-Me toma de la mano y me guía hasta la entrada de la grande y extraña mansión. Admiro los dos frondosos árboles que decoran la entrada principal, luego le siguen grandes columnas hasta la entrada de la puerta de la mansión. Sus ventanas son de gran tamaños con vidrios de mosaicos.

A cada lado de la puerta de madera lisa ,hay dos estatuas de bronce, son mucho más altas que Adel. Sus formas son como el águila harpía. Una vez leí a cerca de esos animales qué estaban por extinguirse. Parecen tan reales que me quedo viendo uno fijamente hasta qué Adel me pregunta:

-¿Por qué te preocupas por la muerte de tu hermano? -Miro apenas su rostro por medio de los relámpagos que se apoderan de la noche.

-Sabes tanto de mi que pensé que podías saberlo. El murió frente a ese Bar las siete copas. Nadie sabe como ocurrió.-mis manos tocan aquel metal frío que tiene en relieve las plumas del harpía.
Sus ojos parecen reales, tan vivos que se tomaron mucho tiempo en pintarlos.

-Allí solo mueren Luces negras Valentina. Los dueños del bar consiguen uno cada vez que pueden para mantener el pacto.-alzo la vista para mirar nuevamente a Adel.

-¿Quieres decir que mi hermano pudo haber sido una luz negra?

-No lo creo. Lo hubiese sabido.

-Quizá estaba en el momento equivocado. No puedo quedarme quieta hasta saber que pasó.

-Déjame y lo averiguaré.

No hay luz adentro, solo se estiende un pasillo qué no logro ver más allá hasta que Adel enciende una pequeña bombilla en la pared del pasillo. Las puertas se cierran detras de nosotros y un calor se apodera de mi cuerpo. Huele a humedad, a antiguedad, a esa mezcla que nunca olvidé cuando fuí con Francis a la biblioteca, libros viejos.

AEDERLAN [Poder De Los Caídos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora