-VEINTISEIS-

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Si caes de un precipicio procura ser con alguien qué solo desea mostrarte lo maravilloso que puede ser el mundo.

-Abre tus ojos Valentina. -su voz es ronca, excitante y exigente y unque quisiera abrirlos, más grande es mi miedo.

-¡Odio las alturas!-Me aferro a él con fuerza. Mis manos estan apoderadas de su cintura y mi cara pegada a su pecho.

-¡Oh vamos! No vas a arrepentirte. Te estás perdiendo lo divertido pequeña.

-No puede ser tan diverdo cuando le temes a eso.

Abro un ojo y miro su pecho. Luego miro un poco más arriba y él está viendome fijamente.

-Eres afortunada. No dejes pasar ésta oportunidad.

Solo admiro su bellaza. Realmente estoy afortunda de estar cerca de él. Quisiera decirselo, pero no me atrevo.

-Más grande es mi miedo. No quiero mirar. -es lo único que me animo a decir.

-No temas, no voy a dejarte caer.

Miro detrás de él, como unas alas se mueven a cada lado de su espalda. Siempre imaginé que las alas de un ángel podían ser blancas o negras. La de Adel son de un volor azul oscuro como el cielo que cubre la noche.

-Son hermosas tus alas.

-No pensé que pudieras verlas. Las Luced negras no lo hacen-dice viendo mi rostro seriamente.

-Pues la he visto.

-¿Prefieres que vayamos por tierra.?-Alza una ceja.

-Si. Solo no me sueltes-sonrío nerviosa.

-Bien-sonríe. Siento como sus manos ya no apretan con gran fuerza mi cintura.

-¡¿Qué haces!?-me agarro con más fuerza a él.

-Nada pequeña. Te llevaré a un lugar mejor.

Sus manos vuelven a apretarme con fuerza y siento como nuestros cuerpos comienza a descender nuevamente.

Creo quedar ronca con los gritos que pego hasta darme cuenta que estoy haciendo el ridiculo en un estacionamiento abandonado.

Me voy de medio lado y me sostengo del músculoso brazo de Adel.

-¿Cómo llegamos hasta aquí? Si hace solo un momento...-señalo hacia arriba y suspiro. La idea de querer lanzarme en el piso no me pasa despersivo.

-Por donde lo hacen todos. Usamos el ascensor-Me guiña un ojo y luego mete la mano en su pantalón ajustado y saca un arrume de llaves.

-Muy gracioso, ¿dónde estamos?-pregunto cruzandome de brazos. No había visto este lugar jamás, hay muchos carros sea la dirección que mire.

-En el estacionamiento de tú edificio.

-Puedo asegurar qué no había visto este lugar. Nunca hay tantos carros en nuestro estacionamiento. Siempre ha estado vacío-le sigo porque no se exactamente cual será el carro de Adel.

-Porque nadie más que ustedes son los que lo habitan.

El va por delante de mi y puedo admirar lo que toda chica hace. Tiene un perfecto cuerpo, una ancha espalda y un perfecto trasero qué sin poder evitarlo me muerdo los labios.

Madre mía! No se que está pasando conmigo.

Adel se voltea de pronto y me llevo las manos en puño a la boca para simular que le doy calor a mis manos.

AEDERLAN [Poder De Los Caídos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora