-CUARENTITRES-

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Se siente extraño salir a calle y caminar sola por la ciudad sin ser custodiada. Siento como si me hubiese quitado un peso de encima. Que andar sola, no es tan malo como parece, es lo mejor que puede pasarle a cualquiera, lastima que hay personas que quieren lastimarme. Pero trato de no pensar en eso ahora, solo quiero saber a donde se dirige Melinda con ese sobre y que contiene adentro.

-No te escucho bien...-dice Penélope.

-¡Que estoy cerca¡...-le repito por tercera vez. - Melinda está por pasar por la calle donde estás tú.

-Describela. Están pasando muchas personas.

-Lleva el cabello recogido en un moño. Una camisa amarilla dos tallas más grande y pantalón Jean.-siento que todas las personas a mi alrededor me ven de manera extraña. Quizá porque tengo la mano dentro de la chaqueta para poder sostener el teléfono cerca de mi boca.

He perdido de vista a Melinda en el momento en que un señor de mediana edad se interpone en mi camino para luego comenzar a disculparse.

-Veo un chico, lleva una camisa amarillo pollito. Pero no lleva moño de cebolla.

-¿Ha?, no, no... Es una mujer a quien me refiero. No debe tardar en...

-¡Carajo!, no puede ser...

-¿La has visto? -me apresuró a avanzar entre la gente que no se quita del medio. Hace sólo unos minutos todo estaba desierto, ahora me parece que a todos le dió por recorrer las calles.

-!NO!... ES MI PADRE. Está hablando con alguien...¡Oh! .-exclama- La veo, veo a la señora cebolla y viene hacia donde estoy. Me esconderé.

Escucho el alboroto de los automóviles a través del teléfono. Sus pasos apresurados moviéndose de lugar.

-No dejes que te vea, solo siguela de lejos.

-¿Y mi padre qué?... Bueno el puede esperar. Está entrando en la librería, me he tenido que esconder detrás de un bonito carro negro.

El pecho me palpita exageradamente por la maratón, veo a Penélope agachada detrás de un auto negro y apenas le puedo ver los ojos. Tiene la bufanda negra enrollada al rededor de su rostro.

Siento mi piel erizarse cuando veo ese Jeep donde está escondida. Me recuerda al qué robó Adel de mi querido padre.

-Voy a entrar...

-Esperame. Estoy detrás de ti.-contesto una vez que estoy a su lado.

-He copiado a las musulmanas. -hace señas con su mano refiriéndose ha la bufanda.

-Tranquila, así no pueden verte ni un poquito.

-Es por mi padre, ya sabes, no quiero que me encuentre pillandole.

Adentro el ambiente es tibio, con un olor diferente, huele a Libro. Nos rodeamos de cantidades de libros tanto usados como nuevos que, me tomaría muchos años leerlos debido que estoy dentro de la librería más grande de Portland, Powell's City.

-¿A dónde crees que fue? -le pregunto una vez que veo a la encargada detrás del mostrador de madera distraída en la computadora.

-Tengo que venir a comprar unos cuantos. -dice Penélope fascinada.

-Lo haremos luego con más calma.

-Asi es. Sophi se moriría por estar aquí, es una amiga que dejé en Venezuela. Vamos por aquí... -me toma de la mano y caminamos del lado más solitario donde no se ni un alma. -¿A quién creas que vaya a entregarle ese sobre?

AEDERLAN [Poder De Los Caídos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora