-CINCO-

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-Toca para mi.-repitió por segunda vez aquella criatura que recordaba sin rostro, con alas feas y tan oscuro como la noche. Que producía en ella gran temor.

Valentina no tenía ni la menor idea de que hacer cuando escuchó aquella voz que la atemorizaba. Vió la puerta que daba con direción al pasillo. Correr no era una opción. Tal vez gritar sería más facil para que sus guardespaldas la escucharan.

Si...eso era lo mejor.

-Ni lo pienses.-Respondió aquella cosa antes de que Valentina pudiese gritar. Y no lo hizo, porque recordó lo que había pasado antes de marcharse con su padre.-No tengas miedo.-continuó- Ven y toca si no quieres que te haga daño.

Ella llena de temor se giró y contempló la sala oscura en la que se encontraba. En la ventana alguien permanecía parado con algo detrás de su espalda. Eran alas.

—¿Qué eres?—Volvió a hacer la misma pregunta que ya había hecho horas atras. ¿Estaba alucinando? No lo sabía con certeza. Pero de lo que segura estaba era que no estaba dormida.

—¿Otra vez la misma pregunta? Ven. Sientate allí y toca. Solo quiero toques y preguntes menos.

Valentina le corrio la curiosidad como corriente por todo el cuerpo. El miedo por un instante la abandonó y caminó hacía el piano.

—¿Por qué quieres que toque para ti? ¿como es que sabes de mi? —a medida que preguntaba más podía ver de cerca la sombra delante de ella.

En definitiva no tenía rostro. Solo era una figura negra como de humo.

¡Que cosa más extraña! Pensó.

—La humanidad es la causa de sentirme así. Ahora toca, toca para mi y luego me marcharé.

Valentina se sentó en el banquillo y apenas rozó sus dedos en el piano. No tocó ni la primera parte de la melodía cuando se detuvo a preguntar.

—¿Qué te hace la humanidad? —ella solo tocaba cuando se encontraba en estado depresivo, cuando sentía que la vida no le era necesario, cuando añoraba estar con su madre para sentirse feliz.

Una brisa fría arrebató contra su cabello y de inmadiato la claridad entró por la ventana, porque aquel demonio se había movido de lugar.

—Lo que puedo hacerte a ti si no tocas para mi—Sintió como unas manos frías se apoderaban de su cuello, apretandolo ligeramente. Brincó en la silla y el temor volvio a ella.

—No puedo hacerlo.—tartamudeó.

—Puedo sentir tu miedo.—respondió.

Valentina tragó en seco y el corazón se le aceleró. No sabía como podía sentir unas manos sobre ella si lo que había visto anteriormente era una sombra oscura y sin forma alguna.

—Toca.—le exigió.

Los dedos temblosos de Valentina se posaron nuevamente en las teclas, primero vaciló un momento, no decidía  cual canción tocar, así que tocó aquella que la alejaba de todo.

Cerró sus ojos con fuerza y trató de no pensar en nada más. Se detuvo luego de unos diez minutos al no sentir que estuviese cerca, pero el permanecía allí.

—Continúa Valentina. —podía sentir que daba vueltas al rededor de la sala. Ya no deseaba seguir tocando.

—No puedo hacerlo —Se levantó de golpe para girarse hacia donde estaba aquel demonio. Pero ya había desaparecido.

Las puertas de la casa se abrieron y en segundos su padre estaba en la sala.

—¿Que haces despierta a esta hora?—los ojos de Jack brillaban. Había bebido un poco más de lo habitual, podía notarlo.

AEDERLAN [Poder De Los Caídos]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora