Los días se convirtieron en semanas, semanas largas que solo aumentaban mi soledad. Había tenido la intención de no volver a casa, de hacer cómo mi hermano y solo huir de los recuerdos y de mi abuela, pero como todo lo que planeo sale mal. Mi abuela había tenido un infarto, había ido a contarle la verdad a mi hermano y el muy idiota estaba follando con dos mujeres e inhalando sus porquerías. Esa situación impresionó tanto a mi abuela que se desplomó frente al imbécil.
Ella estaba bien, le darían de alta en unos días cuando todos los estudios aseguren que su estado era favorable. A pesar de no tener ganas de verla tuve que ir, tuve que olvidar mi rabia y recordar que en los últimos 20 años me guste o no, esa mujer había cuidado de nosotros.
El trabajo en la empresa aumentó sin ella, Raffaelle había empezado a ayudarme y estaba muy agradecida de ello, era impresionante lo astuto e inteligente que era. Raffi lucía como un chico despreocupado, divertido, bromista, de esos que no se toman en serio nada pero cuando llega a la empresa es el hombre más serio y responsable del mundo.
Por primera vez había asistido a varias reuniones del directorio, ocupando como es lógico su lugar como hijo de Rita Baccherelli. Incluso mi tía Isabelle se quedó sorprendida con la seriedad de sus palabras al darnos reportes importantes... me sentía orgullo de él.
Un golpe en la puerta me hizo girar, esta se abrió y mi elegante hermano apareció.
— ¿Tienes un minuto?
Estaba sorprendida, ¿mi cavernícola hermano preguntando si tenía tiempo para él? Algo iba mal.
— Sí, ya estaba por irme... —Él abrió su saco y tomó asiento en el sofá de piel que estaba en un extremo de mi oficina, caminé hacía él y tomé un lugar cercano— ¿Qué sucede?
— Eso quiero saber yo... ¿Qué sucede contigo?
— ¿Conmigo? —Alessandro gira los ojos con aburrimiento y vuelve a mirarme.
— Contigo y la nonna, contigo y Marcello... contigo.
Tuve la intensión de levantarme pero él tomó mi mano y me detuvo.
— No pretendo discutir contigo... sé que algo va mal, sé que algo pasó y quiero saber qué.
— ¿Qué quieres que te diga? La abuela tuvo un infarto por tu culpa... Marcello y yo terminamos, el trabajo aquí estaba enloqueciéndome... ¿continúo?
— ¿Por qué tú y la nonna discutieron? —Intenté no ponerme nerviosa con su pregunta pero no sabía si lo hacía bien—. Cuando estuvimos en la clínica te llamé un millón de veces... cuando mi nonna reaccionó me dijo que no insistiera... ella dijo que tú no irías a verla... ¿Por qué dijo eso?
— Aunque te parezca extraño, no siempre estoy de acuerdo con ella...
— Eres muy mala mintiendo —acusó muy serio, respiré profundo y pensé mejor mi mentira.
— Había terminado con Marcello, ella me vio mal, se enfadó... empezó a decirme que tú y yo sabemos que el amor es una mierda... discutimos, me enfadé y me fui de la casa...
— Si ya sabes lo que opina de las relaciones y el amor... ¿Por qué te enfadas? Hemos crecido escuchando sus consejos sobre ese tema.
— ¡Pues no quiero escucharlo más! El hecho de que nuestros padres hayan sido una mierda no significa que todos tengamos que serlo... no quiero escucharlo más, ¡Estoy harta de sus intrigas!
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Demente Amor - Los Baccherelli
Teen FictionSophia creció en un hogar lleno de gritos y maltratos, un hogar que distorsionó la palabra amor en su corazón y la hizo saber que en un mundo en guerra, las niñas ya no deben esperar por un príncipe. De carácter fuerte, decidida y segura de lo que...