Capítulo 23

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Perder a las personas que amamos es justo lo que nunca queremos, es a lo que más le tememos y es lo que más cuesta superar.

Mi abuela no soportó todo eso, ella solo no pudo más y nos ha dejado. La mujer que me crió y me enseñó todo lo que sé, se ha marchado y siento que estoy perdida, a la derriba, siento que no podré reponerme de este dolor.

La casa está llena de gente y yo tengo que estar de pie y recibir las condolencias. Alessandro no quiere ver a nadie y Raffaelle luce aún más devastado y eso que aún no sabe lo que sucedió con mi abuela, aún no sabe que fue la noticia en el periódico lo que la puso mal y fue la idiota de Ivanna la que debió amentar su molestia y provocar su derrame.

Estoy llena de rabia, de rencor y he jurado por mi vida que voy a acabar con esa tonta mujer.

¿No quieres comer algo? —pregunta Patricia, yo niego— Sophia, no puedes estar sin alimentarte.

No tengo hambre...

Me pongo de pie cuando unos amigos de mi abuela se acercan a mí y me dan sus condolencias. Los invito a entrar y vuelvo a tomar asiento.

¿Has visto a mi hermano? —pregunto buscándolo entre la gente.

Está en el jardín con esa —le regalo una mala mirada cuando se refiere a Daniela de ese modo— perdona... he olvidado que ustedes son amigas.

Lo somos y dejaré de ser la tuya si sigues con esa mala actitud...

No sé cómo puedes defenderla, ¿No viste lo que salió en el periódico de su amiga?—respiro profundo y me pongo de pie— ¿Cómo sabes que ella no es igual?

Procura no repetir semejante estupidez y sobre todo trata de que mi hermano no te escuche porque si te echa de aquí no voy a oponerme.

Camino con la intención de volver a mi habitación pero la rabia se apodera de mí cuando escucho a mi tía Isabelle insultando a Raffaelle.

El dinero no te da la clase —grita la anciana sobre él— Y eso es algo que no tienes... Ahora, ¿por qué no te largas de aquí?

Tía... —interrumpo tratando de controlar mi molestia.

Sophia, cariño, mira lo que este recogido le ha hecho a tu primo.

Observo a Fabiano limpiando la sangre que aparece en su boca y luego miro a Raffaelle regalándole una mala cara por dejar que le hablen así. Respiro profundo y me acerco a él, lo tomo del brazo y hasta parece sorprendido.

Raffaelle no es un recogido —Le aclaro a mi tía— Él es hijo de mi nonna... así que le agradeceré que no vuelva a llamarlo de ese modo.

¿Ahora resulta que tú me dirás lo que tengo que decir o no?

Mientras esté en nuestra casa, tendrá que respetar a los miembros de mi familia... y esos son mi hermano y Raffaelle.

Yo pensé que tú eras distinta al malcriado de tu hermano pero...

¡No siga, tía! —Le advierto con una voz amenazadora— No hable mal de mi hermano porque haré que la saquen de nuestra casa.

¡No serías capaz! No tienes ni idea de lo que soy capaz, quería tía.

No me subestime... tía.

Ella sostiene al idiota de Fabiano y se va furiosa directo a su auto. Admito que me siento agradecida de que se marchen, no me gusta ver a mi hermano de peor humor por culpa de ellos. Intento calmar mi mal humor pero todo empeora cuando veo a Ivanna y su familia aparecer frente a nosotros y aunque quiero echarla de mi casa, sé que no puedo hacerlo, no con Raffaelle allí, él sospecharía y lo que menos quiero es que piense que es culpable de lo que sucedió con mi nonna.

Demente Amor - Los BaccherelliWhere stories live. Discover now