Capítulo 20

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Venezuela era de mis países favoritos de América. Me encantaba su clima, el calor de su gente y el trabajo que hacíamos en ese país, pero era triste ver como la ineptitud de un gobierno empezaba a arruinar el ambiente alegre de las personas.

Las tiendas empezaban a llenarse de gente haciendo colas por comprar productor de primera necesidad. Su economía estaba en serios problemas y era sorprendente ver como nadie parecía hacer nada para evitar el problema que se les vendría si todo continuaba igual.

Henry estacionó fuera de una casa y apagó el motor. Observé el lugar y admito que por un momento fui consciente de la locura que estaba haciendo, pero no podía arrepentirme, no después de haber tomado un vuelo solo para conocer a Daniela.

Sonrío al pensar en su nombre, en el mismo nombre que mamá le puso a su nueva hija.

Es allí —susurró Henry— el lugar en tranquilo —me aseguró— ¿Quiere que toque la puerta por usted?

No, lo haré yo...

Henry salió del auto y abrió la puerta para mí. me acomodo las gafas de sol sobre mi cabeza y camino hacia la puerta, le doy un golpecito al darme cuenta que no tiene timbre y espero impaciente que alguien se digne a abrir.

No tardó mucho en atender a mi llamada y cuando estuvo frente a mí la miré con detenimiento. Era de un tamaño promedio, cabello cuidado pero demasiado sencilla para conquistar a mi hermano.

¿Qué fue lo que te gustó de esta chica?

Ella sonríe en dirección a Henry y luego vuelve su mirada a mí.

¿Eres Daniela Fortino?

Pregunto, ella duce antes de responder parece a la defensiva.

Soy yo...

Eres tú...

Mientras la observo a pesar que es guapa sigo sin encontrar lo que sea que haya hecho que mi hermano siquiera se acercara a ella. Su forma de vestir era demasiado simple, su ropa era muy humilde, ni siquiera podía creer que ella pudiera tener algún parentesco con el doctor Fortino.

¿Sabes quién soy? —pregunté.

Creo que eres hermana de ChristopherAsí que no eres tonta eh.

Eres más inteligente de lo que pensé.

¿Disculpa? —preguntó mirándome de mala gana.

Perdón... lo siento —susurré de inmediato— no tengo un buen concepto de las mujeres con las que suele salir Alessandro... No quise ofenderte.

¿Esa es una frase familiar o algo así?

Su tono sarcástico me sorprendido y no estaba segura de a qué se refería.

No te entiendo...—confesé.

Tu hermano también solía disculparse después de haber dicho algo desagradable

¿Perdona? —¿Mi hermano disculpándose? Debe haber un error¿Qué mi hermano solía disculparse? ¿estamos hablando del mismo hombre?

Christopher Baccherelli...—Vaya, el idiota había recordado como pedir disculpas— ¿no es tu hermano?

Sí, es él, pero mi hermano jamás ha pedido disculpas a ninguna mujer.

Demente Amor - Los BaccherelliWhere stories live. Discover now