— No te quiero en mi vida, Sophia... ya no más.Intento moverme para tocarlo, para por última vez sentir esa corriente que produce en mi cuerpo cuando él me toca pero no lo logro. Lloro, grito y le suplico que no me deje, le suplico que no se vaya pero él no se mueve, él no se acerca. Él solo se va, otra vez se va y no logro evitarlo, no puedo evitarlo, él se va y yo siento que muero mientras lo veo alejarse.
— ¡No te vayas! No me dejes... por favor no me dejes.
Mi cuerpo se sacude y me despierto otra vez en medio de la noche. Tengo lágrimas en los ojos y siento que no puedo respirar, me sorprendo cuando veo a Antonio mirándome con preocupación. Observo a mi alrededor y me doy cuenta que estoy de nuevo en su habitación.
Me alejo de él y trato de ordenar mi memoria y dejar de recordar ese sueño.
Antonio se pone de pie, enciende la lámpara y camina a un lado de su habitación, toma el vaso de agua y regresa a donde estoy.
— Bébelo—ordena, mi mano tiembla cuando tomo el vaso— solo fue una pesadilla...
Me acomoda el cabello y seca el sudor de mi frente mientras bebo el agua por completo. Cubro mi rostro y él deja el vaso sobre la mesita de noche. Regresa a su lado de la cama y extiende su mano para que me acerque, no me muevo.
— Ven, Sophia—susurra.
Intento respirar con tranquilidad y calmar el dolor que siento, me arrastro sobre el colchón y me acerco a él. Antonio me hace acostarme a su lado, sobre su pecho y besa mi frente.
— ¿Sabes que eres, después de Annalisa la única mujer que ha estado en mi cama sin follar? —No le respondo pero imagino que lo soy— y eres al igual que ella la única con la que me siento a gusto de tener aquí.
Antonio besa mi frente y sigue acariciando mi cabello con cariño mientras trato de calmar mi dolor.
Han pasado 138 días, he dejado de llorar antes de dormir, pero las pesadillas siguen y no logro que deje de suceder.
Antonio sigue trabajando en Barcelona y cada dos semanas regresa y salimos. No hemos tenido sexo, a pesar que me besa y lo disfruto solo ha sido eso lo único que he podido dar. Esta es la segunda vez que me quedo a dormir con él y lamento haberlo hecho, no quería que se diera cuenta lo mal que estoy, pero no había tenido un buen día y él apareció ofreciendo una noche de películas y palomitas.
— Sueñas con él —susurra, levanto mi mirada esperando que eso no le afecte pero si lo hace, él está triste. Intento alejarme pero él me lo impide— Ya pasamos la época en la que evitabas que sea parte de tu vida...
Me libera cuando lo empujo con suavidad y me siento sobre su calma.
— Creo que no es bueno que nos relacionemos tanto —confieso, él sonríe con ternura.
— ¿No quieres que me enamore de ti?—pregunta yo niego de inmediato— ¿Te podrías enamorar de mí?
— Sabes que amo a otro hombre —le recuerdo temiendo que pueda lastimarlo.
Sin darme cuenta estos meses me he aferrado a él, a lo bien que me siento a su lado y no me he dado cuenta que podría estar alimentando algún sentimiento real que más adelante podría lastimarlo.
— Y creo que has olvidado que aún amo a Anna y que la razón por la que estás en mi cama sin haber tenido sexo conmigo es porque sé que no voy a lastimarte al no enamorarme de ti.
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Demente Amor - Los Baccherelli
Teen FictionSophia creció en un hogar lleno de gritos y maltratos, un hogar que distorsionó la palabra amor en su corazón y la hizo saber que en un mundo en guerra, las niñas ya no deben esperar por un príncipe. De carácter fuerte, decidida y segura de lo que...