Capítulo 8

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Después de desayunar, fui con Henry al hotel, él como siempre se mantuvo cerca de mí mientras revisaba los balances del día. Servía café para mí y siempre estaba allí para agregar datos importantes que desconocía.

Henry era alguien especial para mí. Desde niña estuvo con nosotros y durante varios años fue nuestro protector. Gracias a él mi hermano y yo estuvimos a salvo... bueno, excepto esa noche cuando enfermé y mi padre...

No recuerdes esa noche, Sophia.

Mi nonna había ido a argentina a encargarse de algunos negocios y yo intentaba ayudarla. Alessandro nunca ha aceptado que le enseñen el manejo de las empresas, él asegura que jamás tomará nada de la familia y no puedo juzgarlo por ello. Raffaelle solo quería terminar la universidad para poder trabajar y ganar dinero. Ambos querían formar algún tipo de negocio juntos. Raffaelle pensaba en un club de stripers pero mi hermano odiaba a ese tipo de personas así que aún no se decidían en qué invertir.

Estuve durante varias horas revisando los libros hasta que mi celular vibró sobre la mesa. Cuando lo tomé encontré un número nuevo enviándome un mensaje y no pude evitar sonreír al leerlo.

"Estoy afuera, muñeca"

Mi corazón saltó de mi pecho y me sentí como una niña tonta pero amaba la forma como me llamaba... muñeca, yo era su muñeca.

Henry, iré a comer —Anuncié poniéndome de pie.

¿A dónde quiere que la lleve señorita?

No... saldré con un amigo.

Henry no pudo evitar su cara de sorpresa y me hizo sonreír. Caminé hasta la puerta de la oficina y le apreté el hombro.

Ve a casa... yo volveré por mi cuenta.

¿Está segura?—Me preguntó.— ¿conoce bien a su amigo?—Su preocupación me pareció tan dulce—. Perdone que me inmiscuya pero...

No te preocupes... Marcello es de fiar.

¿Marcello? —repitió, yo asentí— ¿el amigo de su hermano?

Sí, ahora ve a casa... nos vemos luego.

¡Diviértase! —exclamó aparentemente más tranquilo.

Salí de la oficina y subí al ascensor sintiendo como mi corazón se aceleraba de solo imaginar que pronto estaría frente a él. Al llegar al primer piso, las personas se despidieron de mí con respeto y eso me encantaba. Me puse mis gafas de sol y salí del hotel.

En la entrada estaba su auto y junto a este, apoyado de él estaba Marcello, con el mismo traje elegante pero con gafas de sol que le hacía lucir tan guapo. Caminó hasta donde estaba, extendió su mano y la tomé.

La corriente se hizo presente y ambos sonreímos ante tan inexplicable reacción. Marcello se inclinó y besó mi mejilla con dulzura.

Que hermosa estás. —Me susurró al oído, yo sonreí.

Gracias... ¿Cómo te fue en la exposición?

Excelente —aseguró abriendo la puerta para mí.

Subí a su auto y me puse el cinturón mientras él iba hacia el volante. Cuando estuvo dentro del auto se fue sobre mí y me besó. Mi corazón se quedó inmóvil y volvió a la vida para acelerarse de forma despiadada a causa de ese beso que él me dio.

Demente Amor - Los BaccherelliWhere stories live. Discover now