Capítulo 43 - Final

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Siempre me ha gustado viajar, conocer lugares nuevos. Desde que empecé a trabajar con mi nonna los viajes fueron frecuentes, lugares nuevos, idiomas nuevos. Tuve que aprender francés, inglés y por supuesto, español porque era el que usé con más frecuencia en esos largos viajes a América.

Venezuela fue el primer país que conocí, yo apenas tenía 20 años y aunque el gobierno que iba a llevar a la ruina a ese país apenas empezaba ya se notaba lo malo, el error con el que estaba dirigiendo, era evidente cuál sería su final. Luego, gracias a mamá conocí Argentina, también visité Perú y por cosas de turismo llegué a Cuba.

Cada país fue diferente, su cultura, sus creencias, su pasado, pero todos tenían algo tristemente en común. Muchas personas necesitando ayuda y mi familia podían aportar para disminuir sus necesidades.

En Argentina, Mendoza fue el lugar donde instalamos una fundación, mamá estaba cerca y me ayudó a encontrar a esas personas que necesitaba apoyo.

En Perú fue Puno, un lugar situado en lo alto del país, con un frio inclemente capaz de destruir lo poco que esas personas tenían. Vi niños en medio del frio atroz usando sandalias y ropa poco adecuada. Allí nuestra fundación se encargó de instalar paneles solares que hacían la función de calefacción y aminoraron sus preocupaciones.

Cada país tiene un porcentaje preocupante de personas con una pobre extrema, pero me siento orgullosa de poder decir que soy parte de ese grupo que no es indiferente a su sufrimiento y que con esfuerzo y trabajo intenta hacerle menos pesado su destino.

He estado muchas en América y siempre el viaje fue lo más pesado. Las largas horas siempre me han parecido interminables pero esta vez siento que ha pasado muy rápido. Siento que no he tenido el tiempo suficiente para prepararme, para tomar la suficiente valentía para hacer lo que mi loca cabeza ha planeado.

He salido de Torino a la una de la tarde y he llegado a las cinco de este lado del mundo. Me han devuelto horas del día que no había usado y sonrío con ironía mientras el taxi amarillo típico de Nueva York se mueve. No me siento tan segura, pero he decidido que haré el último intento, solo una más... solo uno más.

He dejado mi equipaje en un hotel cercano, he tomado su dirección y estoy camino a su apartamento. Solo ha pasado una semana desde que decidimos, porque no me opuse, que lo mejor era separarnos, pero lo cierto es que mientras más he pensado en mí, en mi futuro... en mi vida de ahora en adelante, me era más difícil imaginarme sin él.

Esta vez no he pedido la opinión de nadie, estaba vez solo lo he decidido y si salen las cosas mal tendré 130 días para llorar y luego volveré a ponerme de pie y seguir, seguir incluso sin él.

Hemos llegado —anuncia el taxista. Yo miro a través de la ventana y observo ese edificio donde hace mucho él vive.

Saco un billete de cien dólares y le pago, el sujeto me mira de mala gana pues su taxímetro solo ha marcado $12. 50.

Déjelo correr —le pido— si no regreso hasta que marque los $100, se va...

Ok...

Bajo del auto y vuelvo a mirar al edificio. Según sé él vive en el séptimo piso, me lo dijo alguna vez y espero que no se haya mudado porque entonces tendré que llamar a Antonio o a Mauro para preguntarles donde encontrarlo.

Me aproximo hacia la entrada y el sujeto con gorra de beisbol ya me estaba mirando con atención. Le sonrío con la intención de parecerle agradable y saber si la persona a quien busco está aquí.

Hello... —saluda el joven, yo amplio mi sonrisa.

Hi... I'm looking for to Marcello Barszach

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⏰ Last updated: Jun 12, 2019 ⏰

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Demente Amor - Los BaccherelliWhere stories live. Discover now