Capítulo 2

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Cuando terminó mi última clase, Patricia y yo salimos del salón, ella como siempre hablaba de mi hermano y de la última mujer que se había follado... yo quería bostezar. Estaba aburrida del tema, no era posible que todas mis amigas desde que las hormonas se les activaron estuvieran interesadas en Alessandro.

Sí, de acuerdo, mi hermano era muy guapo y si a eso le sumamos el apellido que tenemos o su buen gusto al vestir quizá podría entenderlas, pero un hombre no solo debía ser un rostro bonito. Eso lo aprendí desde niña, desde que comprendí que mi padre era solo eso, un rostro bonito y pura mierda por dentro.

Tenía la esperanza que Alessandro no fuese igual a él, pero hasta ese momento la única diferencia entre ellos era que mi hermano no golpeaba mujeres y no quería nada serio con ningunas, por lo demás, llevaba la misma mierda en alma.

No entiendo cómo puede involucrarse con cualquier mujerzuela que encuentra en su camino... —Se quejó Patty haciéndole alejar de mis pensamientos—. Realmente me molesta que lo haga.

Te lo he dicho...—Se lo recordé—. Es un tonto del cual te tienes que olvidar.

No estoy interesada en él —mintió—. Solo que no debería exponerse de ese modo.

No quise seguir con el tema, ella moría de amor por él, no importaba lo que escuchara de mi hermano, Patricia lo amaba incluso siendo una mierda de hombre. En silencio caminamos hasta el estacionamiento pero nos detuvimos cuando vimos a un grupo de personas rodeando a alguien.

¿Estos hombres solo saben pelear?—preguntó Patty—. Parecen cavernícolas...

Me parecía raro algo así, era normal en la secundaria pero la universidad debería ser menos problemáticas. Estaba por seguir mi camino cuando vi a cuatro de las ocho mujeres que estaban con Marcello en la mañana. Mi preocupación aumentó cuando vi a dos de los amigos de Raffaelle.

Aceleré el paso y me colé entre los espectadores. Mi corazón se detuvo al ver el puño del idiota de Marcelo golpeando el rostro delgado de Raffaelle.

Ni siquiera lo pensé un segundo, quité a todos los que estaban en mi camino y golpeé la espalda de Marcello cuando estuve cerca. Él giró furioso pero se sorprendió al verme, levantó la mano y por instinto me defendí con un golpe. Con la parte baja de mi palma le había golpeado la cara y él se quejaba como un niño llorón.

Preocupada me arrodillé frente a Raffaelle y me sentí mareada cuando este me sonrío.

¿Estás bien? —pregunté examinando su rostro lastimado pero no había signos graves.

¿Dónde demonios aprendiste a pelear? —preguntó Raffi aún divertido.

Ponte de pie —ordené ayudándolo, él se levantó y observó al idiota limpiando su boca, Sus ojos se clavaron en mí con intensidad y aunque parecía sorprendido me sonrió—. La próxima vez que te atrevas a tocar a alguien de mi familia... juro que te romperé la cara.

Volvió a limpiar su labio roto y dio un paso hacia nosotros.

Cásate conmigo...

Me quedé paralizada al oírlo, era un imbécil y con honores. Sujeté a Raffaelle y caminamos hasta mi auto. Lo ayudé a subir y cuando entré este seguía riendo.

¿Estás drogado? —pregunté molesta, entonces dejó de reír.

No —respondió incómodo—. Pero fue genial lo que hiciste.

Demente Amor - Los BaccherelliWhere stories live. Discover now