Capítulo 25

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El doctor Fillance me mira con su anticuada libreta en la mano y espera que continúe mi relato.

—     Él me dejó claro que nuestra historia quedó en el pasado y yo no lo siento igual. —Me duele, realmente admitirlo me duele— Verlo, escuchar su voz... sentir el aroma de su perfume... todo me altera, quiero abrazarlo, quiero decirle cuánta falta me ha hecho.

—     ¿Y por qué no se lo dices?

—     Ya le dije, lo besé y él me rechazó... me ha olvidado.

Tengo un nudo en la garganta mientras el doctor que lleva toda una vida tratándome me observa y hace anotaciones. Me siento tan triste que casi no he podido dormir y necesito que me dé medicamentos para poder hacerlo, pero no sé si lo hará. Él suele estar en contra de ellos.

—     Cuando las personas tomamos decisiones —empieza el doctor— debemos estar listos a enfrentar las consecuencias... algunas pueden hacernos felices... otras, como en tu caso, te harán sentir triste.

—     Lo sé...

—     Esto debe servirte para que en un futuro cambies tu forma de pensar sobre las relaciones amorosas —cambio de posición mis piernas que descansan sobre su sillón blanco y sigo observándolo— como te lo he dicho siempre, no eres como tus padres, ni tus relaciones sentimentales tienen que parecerse.

—     Lo sé, pero una cosa es que lo entienda otra que quiera tomar el riesgo de arruinar mi vida.

—     No tienes que arruinarla —asegura el doctor— puede que encuentres a un hombre bueno y lo dejes ir Como lo hice con MarcelloTienes que trabajar más en eso, en entender que la historia de tus padres no tiene que ser la tuya.

—     Lo sé y lo entiendo, pero aun así no he cambiado de opinión sobre la idea de casarme y tener hijos... No los quiero, no estuvo nunca en mis planes, ni siquiera cuando Marcello y yo estábamos juntos... no me veo siendo madre y no cambió porque él sí quería ser padre.

—     El hecho de no querer tener hijos no necesariamente está relacionado a un trauma —asegura el doctor sonriéndome— tengo pacientes jóvenes que no quieren ser madres, esa es una decisión que no tiene que tener un trasfondo, pero en tu caso sí se relaciona con tus traumas de infancia.

—     Sí, al inicio no quería por no hacer que los niños sufran lo que Alessandro y yo sufrimos, pero ahora que estoy adulta solo no quiero ser madre... eso no me hace una mala persona.

—     No, no te hacen una mala persona, es tu decisión y se debe respetar... el problema es que tomaste ese tema como excusa para alejar a Marcello de ti.

—     Él quería tener una familia —le recuerdo.

—     Puede cambiar de opinión...

—     Lo haría solo porque yo no quiero y eso no le haría feliz.

—     ¿Cómo sabes que no sería feliz? —cuestiona el doctor quitándose los anteojos— si tú puedes ser feliz sin ser madre, él también podría si decide que tampoco los quiere... el problema no es ese, Sophia. El problema es que usaste esa excusa para huir del compromiso al que sí le tiene miedo. —No digo nada porque sé es verdad— las personas pueden ser felices sin tener hijos, incluso sin casarse... la cuestión es hablar y llegar a un acuerdo sincero.

El reloj sobre su escritorio nos anuncia que la sesión ha terminado. Él sonríe y deja su libreta sobre la mesa, se pone de pie y me extiende su mano.

Demente Amor - Los BaccherelliWhere stories live. Discover now