Llevaba años intentando aprender el manejo de la empresa. Sobre todo de los hoteles, teníamos uno en cada ciudad y además otros tantos en otros países. Mi abuela se había hecho cargo de todo sin problemas y sabía que yo también podría hacerlo. Mi padre, su único hijo, jamás la ayudó, él solo estaba interesado en joder su vida y la de sus hijos, solo pensaba en las putas con las que tenía sexo y las malditas drogas.
Había decidido que yo ayudaría a mi nonna, ya que mi hermano se reusaba siquiera a usar el dinero que recibía como socio de las empresas. El muy terco había conseguido una beca en la universidad y había pedido un préstamo estudiantil para cubrir los gastos que esta le representara. Alessandro había prometido no tocar el dinero que mi padre al morir nos heredó y lo estaba cumpliendo, pero eso me dejaba como la única interesada en ayudar a mi abuela con las empresas. Bueno Raffaelle también podría hacerlo si llega a graduarse aunque a él la idea tampoco le agradaba.
Mi hermano y Raffaelle se conocieron en un momento difícil y se hicieron amigos, por ello mi abuela adoptó a Raffaelle y se hizo cargo de él. Hoy que ya es un hombre creo que ha aprendido mucho en estos años junto a nosotros, yo lo siento como de la familia y sé que mi abuela también. Además legalmente es un Baccherelli y si a mi nonna le llegara a pasar algo él sería su máximo heredero por ser su hijo.
Cuanto terminé mi trabajo conduje hasta la casa, estaba tan cansada que solo quería un baño caliente y un poco de paz. Detuve mi auto en la casa y me sorprendí al ver el de mi hermano y de Raffaelle estacionado allí. Mi hermano y Raffi se habían mudado hacía pocos meses y solíamos rogarles para que aparecieran por casa. Solo cuando tenían trabajos de la universidad venían a casa pues el apartamento que compartían era muy pequeño.
Henry nuestro fiel y adorable chofer caminó hacia mí y abrió la puerta para que pudiera bajar.
— Gracias Henry...
— De nada señorita...
Sonreí al verlo pues lo conocía desde niña, había sido el ángel de la guarda que tuvimos cuando mi abuela no podía cuidarnos. Lo apreciábamos y sé que él a nosotros.
— ¿Sabes a qué se debe el honor de tener a ese par en casa? —Le pregunté, Henry sonríe.
— Su hermano avisó que vendrían a cenar —caminamos hasta la entrada y Henry me abrió la puerta—. Han traído a un nuevo amigo.
Mis zapatos de tacón se detuvieron apenas Henry hizo mención de ese nuevo amigo. La idea de que fuera quien estaba pensando se cruzó por mi mente haciendo que todo en mi interior se estremeciera, pero deseché la idea cuando recordé que Raffaelle había tenido un problema con ese engreído.
Debe tratarse de alguien más.
Cuando estuve dentro de mi casa el sonido del televisor me aseguró que ese par de buenos para nada estaban allí. Pude oír el sonido de unas pistolas y ellos se quejaban de haber fallado un tiro. Mi abuela apareció vestida de negro y con una sonrisa radiante en los labios.
— Al fin llegaste, cariño —susurró recibiéndome con un abrazo—. ¿Cómo te fue hoy?
— Bien... estuve revisando los libros... nada nuevo —Alessandro se quejó de algo que hizo mal Raffaelle, yo giré los ojos frente a mi abuela—. Henry me dijo que teníamos visita...
— Los muchachos decidieron venir a comer y trajeron a un amigo.
— ¿Qué amigo? — por favor que no sea él.
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Demente Amor - Los Baccherelli
Fiksi RemajaSophia creció en un hogar lleno de gritos y maltratos, un hogar que distorsionó la palabra amor en su corazón y la hizo saber que en un mundo en guerra, las niñas ya no deben esperar por un príncipe. De carácter fuerte, decidida y segura de lo que...