Capítulo 10

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Lo peor de una resaca no es el malestar que sientes en todo el cuerpo, ni las veces que hayas vomitado, no. Lo peor es tratar de recordar lo que dijiste o hiciste estando bajos los efectos del alcohol.

Fue bastante extraño despertar en la cama de mi hermano. Cuando abrí los ojos él estaba de espalda a mí y como siempre sentí ganas de llorar al ver las cicatrices que tenía en ella. Solo cuando veía esas cicatrices lograba sentir un poco de rencor por nuestro padre, sí, estaba demente, eso lo había tenido claro desde muy joven.

¿Qué hora es? —le pregunté mientras intentaba que el dolor de cabeza no acabara conmigo.

Alessandro se giró y me examinó con detenimiento, luego respiró profundo y vio la hora en su reloj.

7:35... ¿Cómo te sientes?

Como si me hubiera pasado un camión por encima —él y su mala cara continuaron— ¿Tú me trajiste? —asintió— ¿Por qué?

Porque estabas a punto de saltar por el mismo balcón del que se suicidó Alessandro

¡¿Qué?! —el miedo me invadió apenas hablo— ¡No bromees!—pero él no bromeaba, en su cara se notaba la preocupación y la molestia por lo sucedido— ¿De verdad?

Llegué a ese lugar y estabas de pie en la baranda, con los brazos abiertos como si quisieras volar.

¡Puta madre! —Me cubrí el rostro porque en verdad me sentía avergonzada.

Tuve que detenerte —mi corazón se congeló al oírlo.

... —otra mala cara que me hizo sentir más culpable aun— ¿Tú me detuviste?—Alessandro asintió— ¡Carajo! Lo siento —fue lo único que pude decir.

Te quejas de Raffaelle y de mí pero con solo vino estabas a punto de quitarte la vida...

Lo siento... —volví a disculparme pero no por beber sino por hacerlo salir al balcón— ¿Estás bien?

Sophia, estoy diciendo que estabas a punto de saltar cuando llegué.

Lo sé, pero fuiste por mí... ¿no tuviste una crisis?

Tú me empujaste dentro del apartamento... estoy bien.

Volví a cubrir mi rostro sintiéndome una idiota por haber expuesto a mi hermano a algo así. Él nunca salía al balcón, jamás se asomaba siquiera a la ventana si eran más de tres pisos y por mi culpa había salido... ¡Idiota!

Lo siento —repetí con dolor— no quería exponerte...

¡Sophia! —gritó.

Lo odie con mi alma por hacerlo pues mi cabeza estaba a punto de explotar. Lo miré de mala gana y él tenía la misma mirada hacia mí.

¡Estuviste a punto de saltar! —gritó de nuevo, pero pude ver el miedo en sus ojos— ¿Qué carajos pasa contigo?

No sé lo pasó, no lo recuerdo...

Con casi tres botellas de vino encima, es normal que no lo recuerdes...

La puerta de su habitación se abrió y Raffaelle me sonrió al entrar. Estaba vestido de traje, su cabello recién peinado y había usado su deliciosa colonia que en ese momento casi me hizo vomitar.

Con una bandeja en su mano se aproximó a mí, la dejó sobre la mesa junto a la cama y lo vi tomar una pastilla y me la ofreció.

Ayudará a sentirte mejor —explicó Raffi besándome la frente— ¿Cómo te sientes?

Demente Amor - Los BaccherelliWhere stories live. Discover now