Capítulo 15

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La niña que la había extrañado todos estos años quiso correr a y abrazarse a ella. La mujer que había crecido lejos de su madre no la dejó ser libre y tomó el control de mi cuerpo. El dolor que había sentido cada vez que mi hermano fue abusado, insultado y golpeado, apareció en mis ojos y dejé que el odio que sentía se reflejara en mi mirada.

Me giré y Marcello me miró asustado. Lo hice a un lado y entré a su edificio.

¿Muñeca? —Lo ignoré y seguí mi camino hacia el elevador—. ¿Usted es su madre?

Lo soy —La escuché decir.

Mi rabia se hizo presente y aparecí de nuevo frente a ellos.

¿Mi madre? —grité furiosa— ¿Cuál madre?

Sophia —susurró Marcello pero lo ignoré.

¿Cómo puedes decir que eres mi madre? ¡Han pasado casi 20 años señora!

No dijo nada y detrás de ella apareció un hombre y la sostuvo del brazo. El dolor hizo que la niña que observa con amor a su madre terminara de derrumbarse. La observé y me di cuenta que aunque me doliera... debía admitir que todos estos años me había negado a creer esa historia que mi nonna nos contaba una y otra vez, esa en la que mi madre huía con otro hombre importándole una mierda sus hijos.

Me acerqué más a ellos deseando no olvidar ese momento, esa imagen. Marcello me detuvo pero no necesitaba más cercanía, desde donde estaba era suficiente.

¿Es él? —Le pregunté—. ¿Es el hombre por el que te importó una mierda tus hijos?

So...

¡No me llames así! Solo mi hermano puede llamarme así... ¡No tú!

Vamos cariño, creo que no es un buen momento para ella —susurró el sujeto, no pude evitar burlarme de la forma tan amorosa como él le hablaba.

¿Eres el doctor por el que nos abandonó? —él con mala cara giró hacia mí, ella parecía avergonzada... él en cambio me miró molesto.

Sí, soy doctor pero no soy quien crees...

Estoy segura que sí... mi abuela me habló mucho de ti.

¡Tú abuela es una...!—El odio que vi en la mirada del hombre me sorprendió.

¡No! —gritó Soledad interrumpiéndolo— Vámonos...

¡Sí... lárguense! Desaparezcan como lo hicieron — grité acercándome más a ellos, Marcello me detuvo con todas sus fuerzas—. ¡Lárguense y no vuelvan! —Ella tiró de la mano del hombre pero él no dejaba de mirarme—. ¡Vayan y disfruten del dinero que heredaste de mi padre!

Lo vi soltando la mano Soledad y caminó hacia mí. Marcello de forma protectora se adelantó y cubrió mi cuerpo con el suyo pero el hombre ni siquiera lo miró, su atención estaba puesta en mí

Ignacio, por favor —susurró Soledad entre lágrimas, pero él la ignoró. Hice a un lado a Marcello pero cuando traté de acercarme al sujeto, mi novio de nuevo me detuvo—. Por favor, no lo hagas.

¿Qué no quieres que haga? —pregunté molesta.— ¿Qué es lo que quieres decirme? — grité—. ¿Qué mentira vas a inventar?

¿Mentiras?— preguntó el sujeto—. Mentiras las que te han contado desde niña... ¡mentiras las que cuenta Rita Baccherelli!

Demente Amor - Los BaccherelliWhere stories live. Discover now