Capítulo 19

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Los años calman el dolor, te dan resignación y te enseñan a vivir con el vacío que las personas que amas dejan al marcharse.

Habían pasado casi cuatro años desde que Marcello se había marchado, más de tres años desde que mi hermano se había rehabilitado algo que me dio un poco de paz. Aún deseaba que Raffaelle hiciera lo mismo pero desde que él y la insípida terminaron todo había empeorado, él estaba a la deriva y aunque no lo quería admitir su vicio empezaba a salirse de control.

Mi hermano había tomado el rumbo de su vida. Había comprado un apartamento y se había mudado solo. El club que él y Raffaelle había abierto era todo un éxito, gracias a eso ambos compraron propiedades. Raffaelle compró una hermosa casa a la que había dejado de ir desde que terminó con la insípida, tenía un departamento pequeño y bastante simple en un viejo edificio en el centro de la ciudad y era allí donde vivía.

Mi madre y yo nos veíamos cada dos semanas, también tenía una hermana. Daniela era una pequeña encantadora que se parecía mucho a mamá... por lo tanto se parecía a mí y eso la hacía encantadora jaja. Ambas me hacían hablar horas de Alessandro, sobre todo mi hermanita, para ella era difícil entender por qué nuestro hermano jamás había ido a verla... y era muy pequeña para explicarle que ese idiota sigue pensando que nuestra madre nos abandonó.

A pesar que su vida estaba tomando una mejor cara, yo aún temía por su reacción sobre lo que hizo mi abuela, no tenía ganas de hacer que mi hermano recaiga y mi madre tampoco deseaba que le contara la verdad, ella lo amaba y solo quería verlo bien.

Estaba saliendo del hotel cuando un hombre de seguridad se acercó a Betina.

—     ¿Sabes si el señor Baccherelli está en el hotel?—susurró el hombre.

—     ¿Cuál de los dos? —respondió la asistente de mi abuela.

—     El señor Christopher —Mi atención aumentó al no comprender de qué iba esa conversación.

—     No... el señor viajó, estará unos días fuera del país.

Observé al hombre usando el uniforme de seguridad y con un sobre en sus manos.

—     Buenas tardes —saludé, Betina me sonrió y el hombre hizo una reverencia hacia mí.

—     Buenas tardes, señorita Baccherelli —susurró el hombre, yo le sonreí.

—     ¿Estás buscando a mi hermano?—Lo vi dudar antes de responder, incluso escondió un poco el sobre.

—     Sí, pero no es urgente... hablaré con él cuando regrese.

—     Puedes decirme lo que sucede... si puedo ayudarte en algo...

Betina respondió el teléfono dejando la conversación solo entre el hombre y yo.

—     ¿Ese sobre es para él?

—     Eh... sí, el señor me pidió que buscara algo para él.

—     Pues dámelo... se lo daré de tu parte.

El hombre me miró con duda y su actitud hizo crecer mi curiosidad. No sabía lo que contenía ese sobre y la verdad tratándose del sucio de mi hermano podría ser cualquier vulgaridad pero correría el riesgo.

—     Bueno, supongo que está bien si se lo entrego a usted... —levantó su mano y me entregó el sobre.

—     ¿Qué es? —pregunté al darme cuenta que contenía algo similar a un disco.

Demente Amor - Los BaccherelliWhere stories live. Discover now