Capítulo 27

24 1 3
                                    

Froto mis ojos cuando el sol empieza a iluminar sobre mi rostro. Me giro y cubro mi cabeza con la almohada, no quiero despertar pero me doy cuenta que estoy sobre unas sábanas negras que no son las mías. Me siento de golpe intentando recordar dónde estoy y estoy a punto de pensar que estoy con mi hermano pero Antonio está de pie mirándome con demasiado interés.

Entonces recuerdo todo; Patricia y yo, Antonio sonriendo... Marcello. Me dejo caer de nuevo sobre la almohada y poco después siento el colchón hundirse a mi lado.

¿No era a quien deseabas ver? —me pregunta Antonio. Yo lo miro sorprendida de su comentario—. Pareces decepcionada...

Avergonzada —admito, él se inclina y me besa los labios.

¿Avergonzada por qué?

Por seguir aquí... —él se tumba sobre la cama y tira de mí, me deja recostada sobre su pecho y me siento incómoda.

Te lo dije ayer y voy a repetirlo... mi cama no sirve solo para follar—levanto la mirada y lo miro con cariño— puedes quedarte aquí, puedes contarme lo que te preocupa o podemos, como ayer, solo dormir.

No es el tipo de relación que tenemos —susurro— eso es involucrarse.

¿Y qué de malo tiene involucrarse un poco más?

Me alejo de él y me pongo de pie, me sorprendo al ver que llevo una de sus camisas. Su mirada se hace intensa al verme.

Vaya... tantos meses viéndote salir de mi cama y nunca imaginé que verte usando mi camisa me gustaría tanto. —muerde sus labios y me sonríe— eres jodidamente sexy, Sophia Baccherelli.

Termino sonriendo a su tonto comentario y él se pone de pie.

Ya que ayer fui tratado como un buen amigo, ¿hoy puedo pedir algo como recompensa?

Él juega con el botón de la camisa que llevo puesta y dejo que la desabroche, No suelo tener sexo en las mañanas porque casi siempre estoy sola pero puedo compensarlo.

Levanto su camisa pero él, pero educadamente me detiene. Lo miro sorprendida.

Me refiero a desayunar juntos ¿Hablas en serio?— Jamás he tenido el placer de tenerte a esta hora aquí... ¿desayunamos?

Eres increíble...

¿Increíble bueno o increíble malo?

Bueno, muy bueno.

Él me deja sola para vestirme y se va fuera de la habitación. Tomo mi vestido de donde lo ha dejado y me meto a su baño.

Ordenado, limpio varonil... Me gusta.

Cuando estoy lista, tomo mi bolso y busco mi móvil, lo enciendo y recibo varios mensajes de los hombres de mi familia. Les respondo que estoy viva y observo dos llamadas perdidas de Ignacio el esposo de mamá. Sin pensarlo dos veces marco su número y espero que responda mientras salgo de la habitación de Antonio.

Hola Sophia —susurra con una voz dormitada.

¡Oh lo siento!—me disculpo de inmediato al recordar el cambio de horario entre Argentina y Torino— Vi tu llamada y solo te marqué.

Está bien, dame un momento...

Espero en la línea mientras Antonio está sirviendo café y retira una de las sillas para que pueda sentarme.

Demente Amor - Los BaccherelliWhere stories live. Discover now