Capítulo 27 - La mejor cura es el amor.

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Juliana Prov:

-Por fin me sueltan – digo soltando un suspiro, Nati está al lado mío ya vestida, pero ella está en silla de ruedas, ahora tiene que andar con mucho cuidado para que las fracturas de sus costillas se recuperen del todo.

-Nos sueltan querida, yo también me voy hoy desgraciada – me dice mi amiga con una sonrisa muy grande.

- ¿Vendrá Makis o Camila? – le pregunto a mi amiga, ella hace como la que está pensando, la muy idiota, yo sé muy bien quien viene.

-Viene tu Cami, Makis estará en nuestro departamento cocinándonos algo – me dice jugando con las ruedas de su silla, esta chica no se toma nada en serio, en ese momento caigo en cuenta de algo.

- ¿Las llaves de la bodega están bien guardadas? ¿No hay ni la más remota posibilidad de que Makis encuentre nuestro pequeño secreto? – le pregunto terminando de guardar todo lo que me trajeron estos días en un pequeño bolso, pero la pendeja que tengo de amiga solo único que hace es girar y girar en su silla de ruedas, en cualquier momento se va a caer y yo no pienso recoger su andrajoso cuerpo del piso - ¡OYE!

- ¡NO ME GRITES! – me responde ella haciendo que levante las manos pidiendo paz – No te preocupes, esa llave está entre mis pertenencias, las que por cierto tienes que retirar porque no alcanzo el mesón.

-Abusas porque te dijeron eso del reposo absoluto y no quieres hacer nada por la vida, perezosa – le digo apuntándola con el dedo, ella me saca la lengua mientras sonríe de manera infantil, desde que Makis le pidió ser su novia anda extremadamente feliz y risueña, me encanta verla así.

-Afanador, ni se te ocurra abusar de mi novia, que ella también está media golpeada ¿Qué necesitas? – escucho la melodiosa voz de Cami a mis espaldas, solo me doy vueltas para encontrarla frente a mi dándome un delicado beso, escucho a lo lejos las protestas de Natalia, pero no me importa, solo tomo su cara y la beso con más ahínco, me preocupo de recorrer cada parte de su boca, de succionar sus labios, de saborear su lengua.

- ¡DEJEN DE BESARSE, QUE QUIERO LLEGAR A CASA CON MI NOVIA! -escucho gritar a Natalia cuando el aire se nos agota, solo suelto una risa contra los labios de Cami.

-Tu llevas a la lisiada y yo firmo los papeles de salida y recojo las pertenencias – le digo a Cami quien me abraza con el mínimo de fuerza, creo que aún tiene de que algo que haga me dañe o me duela, no sabe que ella y su amor me sanan, siempre me sanan.

-La lisiada las está escuchando par de pendejas – dice Natalia robándose todo el romanticismo de la escena, juro que si no estuviera tan hecha mierda la golpearía, brutalmente.

- Vamos, yo me llevo a la lisiada, que quiero consentirte – me dice Cami ignorando por completo a Natalia, mientras que yo tomo su brazo para caminar a su lado, no puedo creer que tres personas estuvieron a punto de molernos a golpes por algo que aun no entiendo, no puedo creer que tengo a esta tan especial mujer a mi lado, que me ha ayudado en todo, que me ha dado cariño mientras la necesité, que se preocupó que tuviera todo lo necesario, ahora lleva a mi amiga quien no puede caminar por unos tres días más o menos, me lleva de la mano, con una sonrisa radiante, con esos hermosos ojos que me hacen perderme, con esos labios por los que mataría a cada persona del mundo, toda ella, toda ella es especial para mí.

Camila Prov:

Al final dejamos a Natalia en manos de Makis, quien estaba enormemente contenta de ver a su Maldita Lisiada y poder consentirla, nos dejó comida y se la llevó a su habitación para que descansara.

-De verdad, creo que si sigo metiéndome en problemas reprobaré el año, he estado más en el hospital que en clases – me dice ella tomando mi mano, acabábamos de comer y estábamos tiradas en el sofá viendo películas, estaba semi acostada sobre mi pecho con calma.

Besos en Guerra - (Ventino) [Jumila]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora