El Príncipe y el Esclavo

30. Acercamiento Entre Hermanos

__Dos meses después__

Levanté la mirada de la nueva guía que estábamos preparando luego de que la anterior prácticamente voló de las estanterías, mientras salía la nueva tanda Marcos ayudó en un proyecto para atraer más público al museo nacional, el cual funcionó en especial a los niños, por lo que entre eso, el proyecto de remodelación de las ruinas y la inauguración del nuevo teleférico de la ciudad que llevaba a los turistas directamente a la terminal del tranvía que daba a la Zona Central sin que atravesaran las afueras garantizaba una mayor seguridad y facilidad para el equipo de patrullas reforzadas por Arisha para que capturaran a los traficantes de esclavos.

Desafortunadamente el viejo no parecía querer estirar la pata ahora más que nunca, ya que estuvo trabajando mucho en leyes contra los esclavos y el control de drogas en los aeropuertos ¿Qué coño le picó? no me pregunten, no lo he visto desde que casi me desangra vivo.

En fin no tengo tiempo para pensar en eso, debo ir a buscar a Anelis a la guardería y a Marcos al museo, de paso llevaré el boceto final a la editorial. Salí de la mansión y mientras el jeep que había comprado para estas ocasiones era conducido por mi chófer pensé que tal vez podría comprar unos dulces para mis adorables nerds.

Aun me cuesta pensar en lo duro que fue para mi dejar a Anelis en la guardería. 

__Flashback__

Ese día Marcos se levantó temprano para prepararle la merienda, yo me levanté curioso y me sorprendí al verlo tan feliz preparando un sándwich de milanesa de pollo, lechuga y zanahorias, le ayudé con el jugo y el agua así entre los dos terminamos para que los sirvientes nos dijeran que prepararían el desayuno mientras íbamos a despertar a la pequeña que estaba mordiendo su tortuga.

Cuando la despertamos prácticamente salió corriendo a bañarse solita para ir limpia y bien arreglada a su primer día, no fue muy difícil ayudarla con el uniforme ni peinarla, lo que más me dio risa fue ver a padre e hija revisar su mochila.

—¡Muy bien Anelis! Vamos a ver que tengas todo.— anunció Marcos mientras la pequeña tenía abierta su mochila.— ¡Merienda!

—¡Aquí!— exclamó mostrando su loncherita.

—¡Pañuelo!

—¡Aquí!

—¡Pañuelos desechables!

—¡Aquí!

—¡Libros y crayones!

—¡Aquí y Aquí!

— ¿Y el gel antibacterial?— pregunté.

—¡Aquí papi Aras!— exclamó mostrando una botellita con forma de osito rosa con un gel especial para niños que le compré.

—Me parece que ya esta todo.— dijo Marcos guardando el agua y el jugo junto con el protector solar en la mochila.— Vamos a comer para que tengas energía para correr y jugar.

Los sirvientes le prepararon hot cakes por lo que Anelis no dejó de sonreír mientras íbamos en camino, le puse su gorrita para protegerla del sol mientras Marcos le hablaba de como debía comportarse, pero la verdad es que yo estaba inquieto ¿Y si la molestaban por ser extranjera? ¿Y si algún mocoso era un racista de mierda? ¿Y si se burlan de sus costumbres? Marcos había decidido contarle de religión más no quería que se le metieran ideas a tan corta edad y yo estaba de acuerdo con eso, pero había gente que era muy creída con sus creencias y no quería que algún mocoso le hiciera daño.

Al llegar vimos a Aron y a Kira dejando a Josei en la guardería, quien al ver a Anelis corrió a saludarla, hablamos con la directora y la profesora del salón y ambas le dieron la bienvenida, pero al ver como se alejaba tomada de la mano con Josei sentí un dolor terrible en el pecho, incluso nos dio un beso de despedida mientras yo trataba de no llorar.