24. Una Sorpresa y una Recompensa

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Aviso: Por Favor Lean la Nota al final del capítulo, ¡Es importante!!!!

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Mientras el bastardo ese se metió a bañar, yo tuve que calmar mis ansias con la mano, por lo que tuve que escuchar su burlona risa desde el baño mientras limpiaba el desastre que hice por su culpa.

En fin, cuando busqué a Anelis estaba con mamá Lúa y el tigre jugando con burbujas, la anciana sonreía mientras mi hija soplaba burbujas entre risas y el tigre las explotaba con la cola, aunque ese bicho me daba miedo no parecía verla como comida, supongo que es importante que los niños convivan con animales para que aprendan a respetarlos, por suerte la anciana podría ayudarla a tener un toque femenino en su vida, después de todo sus padres eran dos hombres.

Cuando la anciana me vio sonrió antes de acercarse a mi y darme un fuerte abrazo. 

—Gracias Marcos, no había visto a Aras tan feliz en años.

—Fue idea de Anelis.— recordé divertido.—Además Aras ha hecho tanto por nosotros, que era lo menos que podía hacer.

—Cariño, un gesto tan humilde y tan sincero como este lo ha hecho más feliz que todos los regalos caros y lujosos que fue acostumbrado desde que llegó al Palacio.

Supongo que eso puede ser el mejor ejemplo que lo material no lo es todo en el mundo.

—Aras vivía de su trabajo y pasaba las noches en su despacho o el observatorio.—me explicó.— Antes solía sentarse a pintar en el salón pero poco a poco perdió la inspiración y desde entonces solo los sirvientes entraban para limpiarlo.— me miró sonriendo.—Pero desde que llegaron su mundo finalmente se iluminó y ahora es un hombre feliz lleno de vida, tener a una niña correr y jugar con él le ha hecho muy amable con los demás y además tener a alguien que lo ama lo ayuda mucho.

Me sonrojé al darme cuenta de la fuerza de sus palabras, mi vida también había cambiado en muchos sentidos y la verdad no podía imaginar cómo fue que terminé aceptando mi situación con tanta calma como para simplemente decir "soy el esclavo del príncipe y estoy orgulloso de eso" 

¿Eh? ¿Es...verdad? Creo, que si.

Ya no es sólo mi cuerpo el que lo desea, sino mi mente y mi alma. Amo a ese hombre como nunca pensé que amaría a alguien....Aún amo a Sophie claro, ella me dio un regalo tan hermoso como lo es mi hija incluso sacrificándose para que viviera y eso no había poder que pudiera competir, pero ahora solo me imagino una vida al lado de Aras. Por desgracia los hijos crecen y llegará el día que Anelis ya no me necesite, antes pensaba en eso y decía "Tendré que acostumbrarme a estar solo" pero ahora pienso "Cuando eso ocurra espero estar con Aras"

—Lo Amo.—admití.—Yo...quiero a Aras y....yo solo espero que él me quiera tanto como yo lo hago.

—¡Oh! ¡Marcos!—volvió a abrazarme emocionada.—Estoy tan feliz de escuchar esas palabras, eres un buen muchacho y un gran padre.—ambos vimos a Anelis correr hacia mi mientras el tigre se acostaba de largo

—¡Papi, Sabi es muy linda! ¡Ven a darle un abrazo!

—¡Ni loco!—grité alejándome del tigre.

Mamá Lúa comenzó a reír divertida mientras Anelis inflaba sus mejillas molesta, en eso Aras entró y el enorme gato se acercó para que el hombre le diera un abrazo.

—No te preocupes Sábara, Marcos es un llorón que se asusta con todo.—se burló.— Pronto te agarrará cariño.

Bufé molesto mientras los otros se reían. En eso Anelis se me acercó y me jaló del pantalón, me agache para estar a su altura y me susurró al oído.

El Príncipe y el EsclavoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora