17. Mi Amado Esclavo

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......¿Qué?

....¿Qué acaba....?

¿Me va....a dejar?

¿Va a echarme....y quedarse con Anelis?

Sentí que me destrozaban por dentro...esta mañana había dicho que no me cambiaría por nadie y ahora...

—¿P.....Por.....Qué?

Mi cabeza me ordenaba que le reclamara, que le gritara todo lo que sentía, pero mi cuerpo apenas reaccionaba.

—¿Mn? ¿No es eso lo que querías?— me miró extrañado.— Anelis estará a salvo y nadie le pondrá un dedo encima, al adoptarla tendrá derecho a una educación de primera y podrá trabajar en un alto cargo de la ciudad cuando crezca.

Estaba jugando conmigo.

—¿Marcos? ¿Porqué estás llorando?

No había notado las lágrimas hasta que me habló, fue entonces cuando mi cuerpo se quebró y sollocé.

—¿Qué hice mal?— le pregunté entre lágrimas.— Me he esforzado mucho para obedecer, he hecho todo lo que me pides y sólo usé mi palabra cuando algo no me gustaba...

—¿Qué?

-—¿Por qué? Esta mañana dijiste que era especial y ahora ¡Me botas y quieres quedarte con mi hija!— grité desesperado tratando de secar mis lágrimas pero cada vez lloraba más y más.— ¡Es cierto que soy un inútil! ¡Que mi cuerpo es horrible y que no sirvo para complacerte! ¡Pero he obedecido incluso haciendo cosas que en mi vida había pensado en hacer! ¡¿Porqué me echas y encima queriendo que deje a mi hija contigo?!

—¡Marcos!

Sentí un golpe tan fuerte en la cara que me tiró al piso, cuando levanté la vista él estaba señalando el suelo. Me puse de rodillas frente a él pero seguía llorando sin importarme nada.

—Debería darte una paliza por dudar de tú Amo.— rugió fríamente.— ¿Qué coño te hizo pensar que iba a echarte?

—Dijiste que...ya no necesitas un juguete sexual.— dije hipando entre sollozos.— Ibas a quitarme el...

—Por mis dioses.—gruñó entre dientes sacudiéndose el cabello.— ¡No lo dije en el sentido de echarte, pedazo de imbécil!

—¿Eh?— lo miré sorprendido.

—No quiero compartirte con nadie ni quiero que te alejen de mí.— dijo molesto.— El viejo me dijo unas cosas que me molestaron bastante y por eso decidí que lo mejor era que todos sepan que eres mío, no sólo eres mi esclavo sexual sino que quiero que seas mi pareja ante el mundo.

Sus palabras fueron claras y fuertes, mi corazón se aceleró y volví a llorar.

—¡¿Y ahora porqué coño lloras?!

—¡Lo hubieras dicho así desde el principio imbécil?!— le grité sin poder contenerme.— ¡No había sentido tanto dolor en mi vida ni siquiera cuando me esposa murió! Me hiciste depender de tí hasta el punto de sentir que moría en este instante ¡¿Cómo quieres que reaccione si ahora tú y mi hija son todo en lo que puedo pensar y de pronto dices que ya no me necesitas?!

Seguía llorando y sollozando, había cambiado tanto y no me había dado cuenta hasta este momento, la idea de perder al imbécil este me destrozó hasta el punto de llorar como un bebé y no poder contenerme, comprendí entonces que me había enamorado totalmente de mi "captor", hablando de síndrome de Estocolmo.

— Marcos, eres un idiota llorón.— dijo acercándose a mí y abrazándome con fuerza.— Mi pequeño ¿En serio crees que tú estás sufriendo ante la idea de perderme? Si algo te pasara....yo me moriría.

El Príncipe y el EsclavoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora