8. El Tercer Principe

16.1K 909 134
                                    

Desperté con molestia al sentir los rayos del sol y olvidé cerrar las cortinas, odio levantarme tan temprano pero si Aron viene no podré adelantar trabajo y ya estaba retrasado. Si no fuera por Marcos estaría desesperado, en un par de horas hizo lo que no pude hacer en dos semanas.

Abrí los ojos encontrando a mi pequeño profundamente dormido, con los labios semi abiertos y sus mejillas tan rojas como las de su hija, en serio parecen dos gotas de agua. Me levanté con cuidado y fui al baño a preparar la tina, mientras el agua se calienta tomé una bata de baño y decidí ir al cuarto de Anelis a ver cómo estaba.

Al abrir la puerta no pude evitar reír divertido al ver que la pequeña tenía la almohada entre las piernas y las sábanas enredadas pero la tortuga que le di estaba sujeta fuertemente entre sus brazos mientras se chupaba el pulgar. Era la cosita más tierna del mundo, sus mejillas rosadas y su manitas tan pequeñas que me recordaba a mi sobrina aunque hace mucho que no la veía, Anelis apenas tenía cinco años y había pasado cosas muy fuertes siendo tan frágil e inocente que la sola idea de lo que le pudo pasar si no le hubiera creído a Marcos, la culpa sería toda mía si Anelis se hubiera muerto de hambre en o fuese sido vendida como esclava. 

 Si Marcos sufrió un trauma sólo por estar vendado, la niña seguramente pudo morir de un infarto o algo peor cuando la...¡No! no debo pensar en lo que pudo pasar, ella y su padre estaban a salvo aquí bajo mi protección ¡Eso es! Si la tomo bajo mi crianza podría ser un importante miembro de la nobleza y así su padre estaría feliz y tranquilo. Ahora que había revelado la verdad a Marcos no tenía sentido amenazarlo con venderla, tal vez si le daba motivos para que ella progresara en este país seguramente seguiría obedeciendo como mi esclavo.

—Papi.

La pequeña se dio la vuelta abrazando su tortuga quedando boca abajo con las pompas levantadas, sonrío divertido antes de taparla con la manta y sin poder controlarme le di un beso en la cabecita, algo que nunca había hecho con ninguno de mis sobrinos por respeto a sus padres y un poco de miedo de hacerles daño, pero cuando pienso en Anelis no puedo evitar pensar en protegerla y querer cuidarla, mientras salía del cuarto cerrando la puerta con cuidado me di cuenta de que la niña estaba afectándome a un nivel que nunca esperé y su padre estaba haciendo lo mismo a una escala mayor.

____

Desperté a Marcos y fuimos a desayunar, apenas eran las seis de la mañana pero aquí en el desierto el sol ya empezaba a molestar desde temprano y mi esclavo parecía con más ganas de volver a la cama que otra cosa, si por mi fuera lo dejaría dormir un rato más pero necesitaba su ayuda y de paso avisarle de la llegada de mi hermano mayor.

—Hoy viene de visita alguien importante, así que antes de recibirlo me gustaría adelantar trabajo.

—Está bien, Amo.

—Ya le dije a mamá Lúa que juegue con Anelis en el primer piso, si desayunamos temprano esperaremos la visita en mi oficina y no se acercarán a ellas.

—Entiendo Amo, muchas gracias.

Entramos al comedor y aunque no tengo mucha hambre prefiero tener energía para trabajar, Marcos se acomodó entre mis piernas y comenzó lo suyo, su lengua en verdad podía hacer maravillas era increíble lo bien que la usaba además de hablar de historia. Luego de un rato me corrí en su boca y lo ayudé a sentarse en mis rodillas.

—¿Sabes quien es el príncipe Aron?— le pregunté.

—El tercer hijo del Rey y ministro de salud.— respondió antes de darle un poco de pan con mermelada.

—Es un genio chiflado pero sabe hacer su trabajo.— le expliqué dándole un poco de jugo.— Su esposa es extranjera pero se casaron hace siete años y tienen un hijo de más o menos la edad de Anelis, tiene un segundo esclavo que tiene ya cuatro años con él. De mis cinco hermanos, confío en tres por completo...el problema es el segundo.— me miró extrañado.— No importa, nunca va a venir a aquí, me odia por muchos sentidos. 

El Príncipe y el EsclavoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora