(Pv Aras)
El amanecer vino demasiado rápido para mi, la resaca me estaba haciendo efecto así que tuve ir a vomitar al baño mientras me reclamaba por beber tanto.
Hace mucho tiempo que no hacía eso, casi siempre tomaba una o dos copas al mes o hasta más tiempo, soy de buen aguante pero no bebo tanto. Por suerte Anelis ya no me odiaba y eso ya era algo, pero igual me sentó fatal darle una nalgada.
Me cepillé y me lavé con enjuague bucal hasta que la sensación vómito desapareció de mi boca, en serio el cuerpo humano es una máquina asquerosa pero cuando se topa con otro que cumpla sus necesidades solo quiere marcarlo como suyo, así sea manchándolo con sus propios fluidos corporales. Bueno si me gusta manchar a Marcos pero verlo sucio no me gusta tanto...en fin.
Salí del baño y vi que Anelis se había dado la vuelta en algún momento y ahora tenía los pies sobre la almohada, me reí al verla chuparse el dedo y que Marcos tenía agarrada una de sus piernitas, fue gracioso verlos moverse por la cama pero con cuidado tomé a la niña y le di la vuelta y aún con mucha vergüenza la bajé el calzón rosa que tenía, sus nalgitas tenía un color rosa y apenas tenia marcas de manos, o tal vez sea mi imaginación que me hace pensar que le hice daño.
Volví a subirle la ropa interior y la dejé acurrucada con su padre, por suerte esos dos tienen el sueño pesado así que no se dieron cuenta cuando los revisé. Busqué mi ropa y me fui a bañar y meditar sobre lo que pasaría hoy cuando vaya al Palacio, ese viejo me iba a hacer elegir entre Marcos y mi título de Príncipe, si dejaba a Marcos volvería a mi vida vacía y el viejo seguiría insistiendo que me case volviendo a su actitud hipócrita, pero si renunciaba a ser príncipe perdería mi propiedad, mi trabajo y de todas maneras al no estar casados perdería a Marcos y a Anelis.
— Piensa Aras, tiene que haber una solución.—pensé mientras el agua caía por mi cuerpo, ninguna de las opciones era viable, aunque dejara ir a Marcos para protegerlo todavía no era ciudadano legal y con su pasaporte en proceso tampoco podría salir del país y dejarlo como esclavo del viejo solo le garantizaba la muerte a él y a mi pequeña.
____
Bajé al despacho y comencé a revisar algunos de los libros de leyes y normas de la familia Real, algo que pudiera ayudarme en una situación así.
—¿Por qué no me sorprende encontrarte despierto tan temprano?
Aron entró bostezando pero con la túnica de calle ya puesta.
—¿Vas a decirme qué fue lo que te dijo el viejo?— me preguntó acercándose a mi.
Le conté todo y mientras hablaba recordé que aquella vez cuando Nico fue golpeado, Aron no se quedó callado y fue a reclamarle al viejo quien se negaba que otro hijo suyo tuviera un hombre como pareja, ya que había marcado a Akarin como el "marica" de la familia aunque él también tuviera una chica como pareja pero claro ya estábamos rebelándonos contra él dejando de ser simplemente "los Príncipes" para ganarnos el título de El Ministro Akarin o El Doctor Aron dejándolo a él como simplemente El Rey Aluk.
—¡Maldito enfermo!— rugió furioso antes de respirar profundo.— Entonces estás buscando algo para salvarlos.
—Sí...y por eso quiero preguntarte una cosa.—pude ver que se tensaba incómodo.— ¿Cómo lograste que el viejo dejara de molestar a Nico y que te dejara tenerlo como tu segunda pareja?
—........Aras.....si haces lo mismo.......— su mirada mostraba preocupación, pero no por él sino ¿Por mí?—No...no puedo...se supone que soy el mayor y debo protegerte.
—Aron, eres mi hermano mayor y siempre te he querido.—dije sonriendo.—Sabes que te admiro por haber logrado enfrentar al viejo, fuiste el primero y gracias a ti los demás seguimos adelante.—bajó la cabeza todavía con dudas.—Marcos no es un capricho para mi, al igual que Nico tampoco lo es para ti, realmente quiero que esté a mi lado y protegerlo hasta el fin de mis días igual que tu quieres proteger a Nico y a Kira.
ESTÁS LEYENDO
El Príncipe y el Esclavo
RomanceMarcos es secuestrado y vendido como esclavo, su dueño es el cuarto hijo del Rey, el príncipe Aras y a partir de ese momento comienza su vida como un juguete sexual, o al menos eso piensa él. Ya que termina enamorándose de ese estilo de vida y del...