42. Te Amaré por toda la Eternidad

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Me costaba abrir los ojos, me sentía tan agotado como cuando entramos al hospital, me preguntaba si en realidad lo que tenía era remordimiento de conciencia por haber matado a alguien, pero mientras más pensaba en eso más me daba cuenta que no me arrepentía de mis acciones.

En algún punto de la noche uno de los miembros del tigre azul vino a informarles a los príncipes más descubrimientos atroces cometidos por Liam y los suyos, desde asesinatos en masa hasta soldados encubiertos en el Palacio que trataron innumerables veces matar al Rey, este siempre lo supo y pese a su actitud lo único que quería era morir finalmente pero los del tigre azul lo defendían como parte de su juramento, por eso liberaba su frustración con sus hijos así como sus celos y envidia.

Aron, Akarin y Arisha acompañaron a Ace al funeral del Rey, ni los niños ni los esclavos asistieron, más que nada por respeto al público quiénes si lloraron por su muerte, no se dieron mucho detalles más que Liam lo mató cuando lo enfrentó por sus crímenes, la gente no parecía muy sorprendida de los crímenes del segundo príncipe ya que desde hace mucho existía ese rumor tanto de él como su madre.

Lo que todos sabíamos es que ninguno de los príncipes presentes lloraron en el funeral o el entierro, aunque para el pueblo haya sido un importante hombre que cambió muchas leyes para los esclavos, nunca llegó a ser un buen padre y ninguno de sus hijos llegó a sentir dicho afecto.

Con respecto a mi apenas puedo moverme sin quejas, tuvieron que ponerme puntos de sutura en los muslos y el urólogo me hizo una enorme cantidad de exámenes, fue casi un milagros que no me castraran por una infección, por suerte si seguía un tratamiento y usaba ropa interior especial para proteger mis testículos por unas semanas podría eliminar el riesgo.

Aras dormía en la cama de al lado luego de que le hicieran un chequeo general para asegurarse de que sus costillas estuvieran bien. Anelis no había querido separarse de nosotros así que una enfermera le acomodó el sofá para que durmiera, aunque ahora estaba en la cafetería junto con Josei y el resto, Arisha les contó a todos que estaba embarazada desde hace dos semanas por lo que tuvimos una especie de fiesta improvisada aquí antes de que Aron los corriera por el escándalo, además todo el país estaba ocupado preparando la coronación de Ace que sería en una semana por cuestiones de luto.

Aunque eso no era lo que me tenía con insomnio, sino lo que los niños nos contaron de lo que pasó esa noche. Lo que Josei encontró en el piso pudo haber sido alguna droga en polvo y a lo mejor lo que dijo que había sentido la presencia de su abuela podía explicarse que al tener rastros del polvo en sus manos lo hizo ver cosas, pero cuando se investigó sobre una mujer que llevara a su tigre por la calle como si nada y que este llevara a Shyna a cuestas sin ser uno de sus familias era muy raro incluso aquí que respetaban a los tigres pero no dejaban que estos anduvieran por la calle como si nada, además de que en los registros de la reserva, ninguna dueña había pedido sacar a su tigre. Pero lo más raro es que el tercer tigre que había cuidado a Anelis ni siquiera estaba entre los que pertenecían a la reserva ¿Cómo puede ser que todo eso tenga sentido?

—Tal vez el miedo los hizo ver cosas.—dije mientras cerraba los ojos.

Ay Marcos, no todo debe tener sentido ¿sabes?

Abrí los ojos y me levanté sorprendido ¿Esa voz era....?

—¿Eh?

No estaba en la habitación del hospital....pero reconocía ese lugar.

Era el viejo departamento donde vivía en Washington, la cama matrimonial donde una vez dormí con Sophie y la cómoda donde solía maquillarse, todo estaba tal cual como cuando vivíamos juntos.

Me levanto apresurado y salgo hasta la sala, todo estaba tal y como cuando nos fuimos al hospital.

—Marcos.

El Príncipe y el EsclavoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora