— Amo, su padre lo espera en el jardín.
Levanté la vista de los documentos que estaba firmando y miré a la chica de pie en la entrada de mi despacho.
— Gracias Lilina, no sirvas el almuerzo todavía.— le dije mientras me levantaba.
La chica hizo una reverencia y se retiró, suspiré resignado antes de guardar los papeles y salir. Últimamente el viejo venía a mi mansión más veces de lo usual y eso me irritaba y más cuando sabía que no lo soportaba, pero claro el Rey no podía dejar de vigilar a sus hijos problema incluso cuando sus favoritos no paraban de darles motivos para presumir.
Caminé por los pasillos iluminados con la luz del sol, mi mansión de dos pisos tenía una serie de jardines que mandé a construir en honor a mi madre, ella amaba las flores y en mis ratos libres solía sentarme a cultivar algunas junto a los jardineros.
Al salir al jardín encontré al Rey Aluk sentado en el mirador, su barba y pelo blanco pero bien arreglado le daba un aire de superioridad incluso sin la corona, su túnica púrpura con detalles dorados estaba decorada con joyas caras y finas, en su pecho lucía un collar con seis joyas con forma de esferas de diferentes colores, según él cada gema representa a uno de sus hijos, siendo el diamante del centro la joya de su primer hijo y sucesor Ace, el rubí a Liam, la amatista a Aron, la esmeralda al cuarto hijo, el zafiro a mi hermano menor Akarin y el opalo a su melliza Arisha, ¿Qué tan hipócrita puede ser una persona? En el caso del Rey, bastante más que cualquier ser humano.
—Saludos, Padre mío.
—Saludos, Hijo mío.
Tomé su mano y la besé como era tradición en la Realeza, ya luego me limpiaré la boca o mejor me daba un baño luego de que se fuera, su sonrisa era tan hipócrita que me asqueaba más que cualquier otra cosa.
—Aras, hijo mío te traigo una buena noticia.— anunció mientras me sentaba frente a él.— Tu hermano Liam regresó ayer de su viaje de luna de miel.
—Me alegra por mi hermano mayor, Padre.—dije más por educación que por sentirlo, el segundo hijo del Rey me odiaba a muerte y yo también, pero no podía decir eso frente al Rey y menos de uno de sus favoritos.
—Si, ya es el tercero de mis hijos en casarse, espero que pronto me de la dicha de tener otro nieto de la familia Real.—expresó mientras jugaba con el rubí de su collar.— No obstante, comienzo a preocuparme que seas el único de mis hijos que no tiene ni siquiera un esclavo sexual.
— Ahí está el verdadero motivo de su visita.—pensé antes de hablar. Si me permite padre, he aceptado todas las citas de propuestas que me has hecho y todas las mujeres que me has presentado no tienen personalidad además de sólo pensar en música y ser una buena esposa.—expresé tratando de no ser grosero.—Además, no pienso casarme con nadie que tú elijas.
—Hijo mío, es normal que sean así.—aseguró sonriendo más cínicamente.— Demuestra que han sido bien educadas, que conocen su lugar y...
— Son aburridas.
—....Aras, comienzo a pensar que sólo estás buscando excusas.—su actitud verdadera finalmente apareció.— Tu hermano Akarin ya aceptó ser el gay de esta familia y ya bastantes problemas me da Aron con su esclavo.
Oluwa es un país que usa las relaciones homosexuales a modo de controlar la sobrepoblación, reyes anteriores ordenaron que si una familia tenía más de seis hijos, al menos uno no debe casarse o comprometerse con alguien de su mismo género, de todas maneras los matrimonios son por conveniencia, pocos son realmente por sentimientos.
—....Aras, he decidido de que no puedes volver a pedirle un esclavo a tus hermanos.— refutó.— Si lo que quieres es coger y tu esclava no sirve, entonces busca una esclava sexual.
ESTÁS LEYENDO
El Príncipe y el Esclavo
RomanceMarcos es secuestrado y vendido como esclavo, su dueño es el cuarto hijo del Rey, el príncipe Aras y a partir de ese momento comienza su vida como un juguete sexual, o al menos eso piensa él. Ya que termina enamorándose de ese estilo de vida y del...