43. El Príncipe Del Esclavo

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HOLA GENTE!!!!

Bueno es cierto que dije que este sería el capitulo final, pero me quedó tan largo que mejor lo dividí, pero tranquilos que los voy a subir los dos a la vez. 

Ahora sí, sigamos con la primera parte del final

*****

La fiesta fue mucho más animada de lo que esperaba, todos bailando y riendo por todo el salón, Corrín y Robin corrían torpemente hacia la mesa de bocadillos y cada vez que lograban trepar Sábara los agarraba con el hocico y los llevaba al corral solo para que el par de demonios se escaparan una vez más, Mamá Lúa y la madre de Nico comían frente a la ventana mientras Sotte vigilaba cualquier trozo que se cayera para comerlo, Akarin y Arisha prácticamente se habían apoderado de la fuente de chocolate y de las hamburguesas respectivamente, Aron y el embajador reían mientras Ace les contaba alguna historia, Zarina y Kira bebían ponche y Nico bailaba con Luna entre risas, los demás invitados decían que era la primera vez que estaban en una fiesta sin tener que actuar tan estirados y al parecer les gustaba porque no paraban de felicitar a Aras.

— Nunca pensé que podría estar en una fiesta Real y hablar con mi esclavo con tanta libertad.— decía la directora del museo y mi jefa.

— Me alegra que le gustara.—decía Aras sonriendo.

— Y Marcos te felicito, nunca hubiera esperado que tu pareja fuera el propio príncipe.—me dijo divertida.— Disfruta de tu Luna de miel y no te preocupes por el trabajo.

— ¿Está segura?—pregunté nervioso.— Siento que no he ayudado mucho al museo.

— ¿Bromeas? Has ayudado mucho con las restauraciones.— dijo sonriendo.— Sigue trabajando duro y pronto ayudarás con futuras expediciones, pero tienes que ganártelo ¿vale? No porque seas el esposo del Ministro de turismo te daré privilegios.

— ¡Por supuesto!— exclamé emocionado antes de que se fuera junto con su esposo a hablar con otros invitados. 

— ¿No deberías pedirme permiso para eso?— preguntó Aras mirándome con una ceja levantada.

— No serías capaz de prohibirme hacer algo que originalmente fue para lo que creí que vine a este país ¿cierto?— le pregunté haciendo un puchero.

—  ¡Jajajaja! Claro que no cariño, confío en ti.—  dijo mientras me abrazaba.— Eso sí, cuando vayas por favor báñate en bloqueador solar y lleva sombrero; si estando aquí entre libros ya estás bronceado, cuando salgas directo al sol te vas a tostar.

Me sonrojé mirando mis brazos descubiertos, realmente no es que saliera mucho al sol pero el poco tiempo que pasaba afuera era suficiente para broncearme, me preocupaba más cuando Anelis salía ya que estaba más morena que antes y eso que salía con bloqueador solar puesto.

— Es el problema de ser tan pálido.—  dije resignado.—  Ya quisiera yo tener una piel como la tuya.

— Tranquilo cariño.— dijo besando mi cuello.— Hacemos un buen contraste.

Sonreí antes de besarlo, aún me parece mentira todo lo que ha pasado desde aquel día que llegamos a Oluwa, nunca pensé que llegaría a enamorarme de un hombre y terminaría casado con él, además tenía una familia tan grande y tan disparatada que nos ayudaría a darle una vida mejor a Anelis.

Nos quedamos viendo a nuestra pequeña comiendo pastel junto a Josei, ambos tenían la cara llena de chocolate pero estaban tan felices que no quería molestarlos.

— Amos.— Lilina se acercó a nosotros con una mirada incómoda.— Llegaron unas invitadas que quieren hablar con ustedes. 

— ¿Quién?— preguntamos extrañados, todos los invitados habían llegado ya que solo iban a ser personas cercanas o de confianza de Aras. 

El Príncipe y el EsclavoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora