Guadalajara, México
mayo 2016
(♪) Era sábado por la tarde y tenía una condenada energía, digna de un toro de rodeo. Bailaba semidesnuda por toda mi habitación, con demasiado drama y contoneando las caderas; imitando el ritmo de la canción que sonaba en la bocina. Al terminar de maquillarme la cara y el cuerpo, deslicé el vestido negro que había comprado para esa noche, pues junto con unos amigos rockeros que me había hecho durante la preparatoria, tocaríamos en una bodega abandonada que se encontraba a las afueras de la ciudad y cerca de las vías del tren. Semanas atrás nos habíamos reunido para ensayar algunas canciones y organizar todo para la competencia.
Todos ellos acostumbraban a fumar marihuana durante nuestros ensayos, mismos en los que terminaban ideando un montón de estupideces para las presentaciones. Me causaba gracia verlos tan animados organizando de pies a cabeza tantas ridiculeces. Parecían un montón de señoras borrachas escupiendo propuestas, todos al mismo tiempo e interrumpiéndose a gritos, o bien, entre ellos se estropeaban las ideas por pura maldad. Pero, curiosamente, todas las ocasiones en que nos presentábamos, sus locuras terminaban por ser unas bombas creativas con mucho propósito y con muy buenas ganancias.
Un par de días atrás, toda la gracia se fue por la coladera al recibir su llamada muy temprano, en la que me gritaron tan emocionados, poniéndome al tanto de las nuevas decisiones para la presentación en la bodega, y con aquella falta de vergüenza, sugirieron incluir a mi padre como patrocinador oficial del alcohol para esa noche. Todo esto, con el pretexto de que sería de buena ayuda para promocionar el nuevo tequila. Yo me reí ante la facilidad con la que a veces veían las cosas, y que muchas veces, tampoco medían las consecuencias de sus estupideces. Pareciéndome tan descabellado su plan, decidí ahorrarme los comentarios y cerrar la boca. Con lo que mi padre les pudiera llegar a decir, iban a tener suficiente como para que todavía yo me adelantara con el pesimismo.
Mi padre, después de eternos años, logró potencializar los campos agaveros encontrando el camino hacia la producción de su propio tequila. Ese siempre había sido el sueño de mi abuelo y de todas las generaciones que le antecedían. Mi padre estaba orgulloso de todo lo que había conseguido, pero pronto se dio cuenta que ahí no terminaba todo. Había todo un mundo más por recorrer. La buena noticia es que él era carismático y bueno con las palabras, virtud que le había ayudado a ser excelente en su trabajo, a tal grado que los clientes lo apreciaban demasiado. Tenía esa astucia de engancharlos durante las negociaciones, mismas en las que terminaban todos tan borrachos como las barricas y cerrando tratos satisfactorios.
Cuando nerviosamente le planteamos a mi padre la locura que teníamos en mente, se arrancó a reír, negándose de inmediato. Sin ganas de ser derrotados, dos de los chicos: el que se encargaba de las finanzas del grupo y el de mercadotecnia, le explicaron con lujo de detalle todo aquello que mi padre necesitaba escuchar. Él ya era viejo y tenía estrategias de venta del año de la prehistoria... Sin mencionar que, en realidad, todos sus métodos de trabajo eran ineficientes, anticuados y no era necesario ser muy inteligente para notar que todo ello estaba afectando duramente el negocio.
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LUCIÉRNAGA ROJA
Romance"𝐸𝑙 𝑝𝑜𝑑𝑒𝑟 𝑒𝑠𝑡𝑎́ 𝑒𝑛𝑡𝑟𝑒 𝑙𝑎𝑠 𝑠𝑜𝑚𝑏𝑟𝑎𝑠 𝑑𝑒 𝑡𝑢 𝑟𝑒𝑓𝑙𝑒𝑗𝑜". Inspirada en la mitología mesoamericana, la Serpiente Emplumada, después de haber estado rodeada de huesos antiguos como resultado de un genocidio oculto, como ca...