─ ─ ─ ─ ─ ●● T ᴇ ϙ ᴜ ɪ ʟ ᴀ

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Sentado en la oficina, hice crujir mi columna, echándome hacia atrás

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Sentado en la oficina, hice crujir mi columna, echándome hacia atrás. Me Sentía agotado. Habíamos estado en una acalorada junta durante toda la jodida tarde. Teníamos demasiado trabajo en la constructora y parecía que ya necesitaba hacerme con unos buenos clones para abarcar también el trabajo que en la universidad.

–Diego –llamó mi padre desde la puerta, asustándome–. Tu madre acaba de llamarme. Como te veremos hasta mañana, propuso que nos encontráramos en casa para irnos todos juntos a la reunión –dijo. Yo me sentí morir de inmediato ¡La puta reunión! Recordé, sabiendo que iban a matarme todos mis amigos cuando les dijera un día antes que no iríamos a Mazamitla. Ya se tenía todo organizado para el fin de semana y ahora todo se había ido a la mierda.

– ¡Maldición, Diego! Tenemos un jodido mes hablando de este evento ¿Es que no llevas la agenda? –habló molesto, al ver mi cara de que claramente lo había olvidado–. Ya va siendo hora de que contrates a una asistente.

–Ni hablar. Nada de asistentes –escupí con amargura–. ¡Lo siento! Pensé que faltaba una semana más –Cambié el tema. Mi padre entrecerró los ojos al percibir mi mal tono, queriéndose meter en mi cerebro.

–Como sea. Tu madre tiene tus invitaciones, por eso propuso que...

– ¿Mis invitaciones?

–Sí, Diego. La tuya y la de Fanny ¿Dónde mierda tienes la cabeza últimamente?

–No llevaré a Fanny –contesté con mal humor.

– ¿Qué es lo que sucedió entre ustedes? –Curioseó, frunciendo el ceño–. ¿Tiene eso que ver con que haya renunciado?

–Papá. No hay nada entre Fanny y yo. Nunca lo ha habido... ¿Cómo es que deciden siempre lo que vaya o no a hacer con ella?

–Solo lleva a quien se te pegue la gana –escupió, girándose para salir por la puerta.

–No llevaré a nadie ¿Tendrás problema en compartir a mamá? –Mi padre me regaló una última mirada, no muy convencida, y enseguida, se perdió en el pasillo, sin responder.

Resoplé con fastidio y saqué mi teléfono de la bolsa del pantalón. Abrí la aplicación, yendo hasta el grupo en el que estábamos todos y escribí que había olvidado la jodida reunión. Presioné "enviar", y a continuación, vomitaron un montón de mensajes. Todos escupieron su mierda, a excepción de Sophía, quien nunca escribió un solo mensaje desde que habían abierto el grupo. Eché el teléfono en uno de los cajones y lo cerré violentamente, dejando que sonara como loco con todos los mensajes. Entonces, me dejé consumir por el estrés.  

  

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LUCIÉRNAGA ROJADonde viven las historias. Descúbrelo ahora