Capítulo 30: El el Avión.

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-¿Por qué?- río Matt.
-Porque si sigues tendrás que follarme aquí y ahora.- dije seriamente calmando mi respiración.

Matt sonrió de una manera demasiado pervertida y ambas manos comenzaron a masajearme más rápido. Yo volví a cerrar mis ojos presa de la excitación. Cuando ya no podía más retiré las manos de Matt del interior de mi ropa, desabroché mi cinturón y me levanté de mi asiento y pasé por encima del regazo de Matt sin quitarle la mirada de encima me paré en el pasillo y caminé hacía los baños de nuestra zona sin dejar de hacer un movimiento con mi dedo índice haciendo que Matt me siguiera. Él se levantó y me siguió. Abrí la puerta del baño el cuál al parecer era un poco más grande que el de los baños de zona turista. Me metí en él y le di la espalda al lavamanos pegándome a él. Matt entró al baño y echó un último vistazo hacía afuera y cerró la puerta.

-¿Nadie nos vio?- pregunté.
-Estaban tan ocupados que ni nos vieron entrar al mismo baño juntos.- dijo Matt acercándose a mí. Me tomó de la cintura y comenzó a besarme salvajemente. Le quité la camiseta a Matt y posteriormente él arrancó mi sudadera y mi camiseta de una sola vez. Bajé mis pantalones y mis bragas hasta mis tobillos y Matt me cargó poniéndome encima del lavamanos. Bajó el cierre de su pantalón, sacó su miembro, abrió mis piernas y me penetró de golpe.

-¡Ahhh...dios...Matt!- gemí inevitablemente.
-Shhh...- dijo Matt sobre mis labios. Y comenzó a meter y a sacar su miembro lentamente yo lo abrazaba y encajaba mis uñas en su suave espalda. Ambos comenzamos a respirar rápido y agitadamente y de vez en cuando soltabamos pequeños gemidos.

Saqué el miembro de Matt, me bajé del lavamanos y sin dejar de respirar desesperadamente lo empujé haciendo que se sentara encima del retrete. Me quité el pantalón y las bragas por completo, abrí mis piernas y me senté encima del regazo de Matt introduciendo su miembro de una manera lenta. Una vez totalmente hasta adentro comencé a moverme de arriba a abajo mientras Matt tomaba mis caderas con ambas manos y lamía uno de mis senos. Comencé a gemir de una manera más audible y Matt gruñía de placer. No pude soportarlo más y me corrí.

-Eres mía...- me susurró Matt.

Matt sin haber terminado todavía; me cargó hábilmente aún con su miembro en mi interior y me embistió unas cuantas veces más estampando mi espalda contra la puerta del baño. Provocando que se escucahran unos golpes en la puerta con cada embestida.

-¡Sólo mía!- gritó al mismo tiempo que se corrió dentro de mí dando un ronco gemido. Grité al sentir ese líquido dentro de mí.

Acaricié el rostro de Matt y le di un beso en los labios. Matt me bajó, tomó un poco de papel higiénico y limpió mi intimidad de sus fluidos. Abrochó su pantalón y se puso su camiseta mientras yo completamente desnuda recogía mi ropa del suelo para volver a ponermela.

Salimos del baño y las dos personas que estaban sentadas cerca de los baños, las cuáles eran unas mujeres de unos 60 años aproximadamente, nos miraron con desagrado. Yo contuve la respiración hasta que llegué a mi asiento ya que aún seguía agitada.

Me senté, abroché mi cinturón y puse mi mano en mi pecho para calmar mi respiración. Matt se sentó a mi lado, hizo lo mismo, hizo los asientos más inclinados y me abrazó.

-Te amo.- dijo aún jadeante en mi cuello.
-Te amo más.- dije entrelazando sus dedos entre su suave y ya algo despeinado cabello. Él dio un beso en mi cuello y se acurrucó en mi pecho. Nos quedamos dormidos alrededor de unas cuatro horas cuando desperté. Matt seguía acurrucado en mi pecho, volteé a ver a los niños Cash seguía dormido y River estaba jugando videojuegos con una mini consola.

Después de un largo y cansado vuelo llegamos a nuestro destino. Al llegar pude sentir el clima caluroso pero a la vez algo húmedo de Tailandia. En realidad era bastante agradable.

Recogimos nuestras cosas y pedimos un taxi que nos llevaría al lugar donde nos quedaríamos.

Llegamos a un enorme lugar rodeado de jardines, estanques, fuentes, y vistas hermosas en donde se podían apreciar varias casas hechas de madera.

Un chico nos dio la bienvenida y nos guió a la casa dónde nos íbamos a quedar en los próximos días.

Era una casa realmente grande. No tanto como la de Matt, pero era demasiado espaciosa y lujosa. Con ventanas enormes y vistas asombrosas. El chico dejó nuestro equipaje y nos pidió que antes de entrar a la casa nos quitaramos los zapatos y nos limpiaramos los pies es una enorme vasija de barro con agua fresca y unas cuantas flores para adornar el agua.

Hicimos lo que nos pidió y entramos a la casa. Dejamos nuestras cosas y nos relajamos un poco. Había una habitación grande para nosotros y otras dos un poco más pequeñas para los niños.

-¿Y?...¿te agrada Tailandia?- dijo Matt recostado a mi lado.
-Me fascina, lo poco que he visto ha sido muy hermoso.- sonreí. Matt se enderezó y me dio un beso en los labios.
-¡Estamos listos, vámonos!- dijeron los niños emocionados entrando a nuestra habitación.
-¿Qué?, ¿a dónde quieren ir?- dijo Matt tirado en la cama.
-Queremos ir a ver a los elefantes.- dijo Cash.
-¿Qué tal mejor mañana? Estoy exhausto.- dijo Matt poniendo su mano en la frente.
-¡Ay.. papá!- reclamaron al unísono.
-No insistan...- respondió serio.
-Si quieres yo los llevo, amor.- le dije.
-No, linda, tú también necesitas descansar.- Matt acarició mi cabello.
-Vamos, no estoy tan cansada. Déjame llevarlos y tú quédate a descansar, ¿si?- besé cortamente sus labios.
-¡SIIIII!- festejaron los niños.
-Está bien, pero si pasa cualquier cosa no dudes en llamarme, linda.- dijo acomodandose en la cama.
-Vamos a ir con un guía. No pasará nada, amor. Pero de todas formas yo te llamo, no te preocupes.- me paré de la cama, me puse unas lindas zapatillas abiertas y salí con los niños de la casa.

Buscamos al mismo chico que nos trajo a la casa y le pedimos que nos llevara al santuario de los elefantes. Él amable nos llevó en su Jeep y nos acompañó en todo momento.

Llegamos a una pequeña isla de olas tranquilas en donde había elefantes de todos tamaños conviviendo con la gente. Me divertí mucho con los niños, ellos estaban fascinados, a pesar de que el lugar no olía de una manera tan agradable. Y me tomé varias fotos con los niños y con los elefantes. Después de varias horas en el lugar el guía nos llevó de regreso a nuestra casa. Y pasamos a la zona de comida en donde hacían platillos al instante especialmente para los que estaban hospedados en ese lugar. Comimos riquísimo, la comida era demasiado exótica pero no dejaba de ser deliciosa.

Regresamos cansados a la casa y en cuanto entramos los niños se encerraron en sus habitaciones para poder dormir.

-Toc, toc...- dije dando unos golpecitos en nuestra habitación en donde Matt seguía acostado en la cama sólo que ahora estaba viendo televisión. En cuanto me escuchó volteó hacía la puerta y me sonrió.
-Hola, linda. ¿Cómo les fue?- preguntó mientras me sentaba en la orilla de la cama.
-Muy bien, fue una interesante, divertida y olorosa aventura.- reí.
-Hahahaha me imagino. Pero supongo que a los niños les encantó.-
-Supones bien, amor hahaha.-
-Te extrañé.- dijo Matt tomando mi mano.
-Sólo me fui unas horas, Matt.- reí.
-Pero aún así.- acarició mi mano.
-Iré a bañarme, ahora vengo...- le dije. -¿Ya comiste?- pregunté.
-Sí, pedí que me trajeran algo.- dijo abrazando su almohada.
-Flojo.- solté una carcajada.
-¿Qué linda?... ¡estoy cansado!- río divertido.
-Hahaha está bien, está bien, ahora regreso.- dije dando una palmada en su trasero.

Me metí al baño, adentro había un enorme jacuzzi tan lujoso como el de la habitación de la casa de Matt. Estuve ahí al menos una hora, puedo jurar que me relajé tanto que hasta me dormí unos minutos. Salí del jacuzzi y me puse una bata, abrí mi maleta y vi que me pondría. Mientras buscaba una pijama encontré una de las prendas de lencería que Matt me había comprado. Era un babydoll negro casi totalmente transparente con tanga. Sonreí medianamente, me sequé y me lo puse.

-Amor...- dije al entrar a la habitación y ver a Matt acostado boca abajo.
-Dime, preciosa.- respondió sin moverse.
-¿Sigues cansado?- le dije de manera provocativa.
-Sí...¿por qué?-
-¿Seguro?- me recargué en la pared de manera sensual.

Matt se enderezó y se giró extrañado hacía mí. En cuanto me vio pude notar como sus ojos se llenaron de lujuria. Yo sólo sonreí coqueta mientras jugaba con mi cabello.

-O quizá no...- dijo Matt casi casi babeando sentándose en la cama.

Me metí debajo de la sábana y gateé hasta donde estaba Matt.

The babysitter. [Matt Shadows Y Tú]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora