Toda la gloria será de Dios

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Jueces 7:4-7

4 Y Jehová dijo a Gedeón: Aún es mucho el pueblo; llévalos a las aguas, y allí te los probaré; y del que yo te diga: Vaya éste contigo, irá contigo; mas de cualquiera que yo te diga: Este no vaya contigo, el tal no irá.

5 Entonces llevó el pueblo a las aguas; y Jehová dijo a Gedeón: Cualquiera que lamiere las aguas con su lengua como lame el perro, a aquél pondrás aparte; asimismo a cualquiera que se doblare sobre sus rodillas para beber.

6 Y fue el número de los que lamieron llevando el agua con la mano a su boca, trescientos hombres; y todo el resto del pueblo se dobló sobre sus rodillas para beber las aguas.

7 Entonces Jehová dijo a Gedeón: Con estos trescientos hombres que lamieron el agua os salvaré, y entregaré a los madianitas en tus manos; y váyase toda la demás gente cada uno a su lugar.

Gedeón se prepara para la guerra en contra de los madianitas y tiene un  ejército con un  número considerable de personas, pero hay algo interesante en todo esto y es que Dios le dice, "hay muchas personas y cuando vean el milagro, todos pensaran que fue por sus fuerzas".

Entonces le da a Gedeón unas instrucciones para reducir el numero del ejercito.

Esto nos deja ver perfectamente el carácter de Dios. Dios es un Dios de justicia, de Amor, Misericordia y también un Dios de maravillas.

Cuando decimos que no compartimos nuestra gloria con nadie, parecería un acto egoísta, ¿pero qué pasa cuando es Dios quién lo dicen?

Para Dios estas palabras tienen un significado muy diferente.

Porque Dios es soberano y  con mucho poder, pero muchas veces se queda trabajando tras bastidores, dándole fuerzas, capacidad, favor y gracia a las personas, para que tengan victorias a su nombre, ¿pero qué hacemos en muchos casos? olvidamos que fue Dios quién nos dio todos estos instrumentos para vencer.

Por eso parte de una conquista, es siempre darle la gloria a Dios, no hacerlo de esta manera es tomar un desvío que nos llevará a vergüenza.

Dios no es un Dios egoísta, Él complace a sus hijos y les da nombre y victorias en medio de todos, pero es nuestra responsabilidad el darle toda la gloria a Él, pues no hacerlo es dejar que el orgullo nos termine separando de un Padre que nos ama.

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