El error de prometer sin pensar

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Jueces 11:30-36

Si entregas a los amonitas en mis manos,31 cualquiera que salga de las puertas de mi casa a recibirme cuando yo regrese victorioso de los amonitas, será de Jehová y lo ofreceré en holocausto.»

32 Jefté fue a pelear contra los hijos de Amón, y Jehová los entregó en sus manos.33 Desde Aroer y hasta llegar a Minit conquistó veinte ciudades, y hasta la Vega de las viñas los derrotó con gran estrago. Así fueron sometidos los amonitas por los hijos de Israel.

34 Cuando volvió Jefté a Mizpa, a su casa, su hija salió a recibirlo con panderos y danzas. Ella era sola, su hija única; fuera de ella no tenía hijo ni hija. 35 Cuando él la vio, rasgó sus vestidos, diciendo:

—¡Ay, hija mía!, en verdad que me has afligido, y tú misma has venido a ser causa de mi dolor, porque le he dado mi palabra a Jehová y no podré retractarme.

36 Ella entonces le respondió:

—Padre mío, si le has dado tu palabra a Jehová, haz conmigo conforme a lo que prometiste, ya que Jehová te ha permitido vengarte de tus enemigos, los hijos de Amón.

—Padre mío, si le has dado tu palabra a Jehová, haz conmigo conforme a lo que prometiste, ya que Jehová te ha permitido vengarte de tus enemigos, los hijos de Amón

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¿En qué cometió el error Jefté? en
adelantarse...

Eso puede ser algo que todos en algún momento hemos hecho, el hablar de más o el prometer algo que no debemos prometer, pues no nos pertenece.

¿Pero porqué Jefté lo hizo? Si realmente no había necesidad de hacer esto...

El problema de Israel era este, ellos conocían de lejos a Jehová y estaban influenciados por otros dioses y culturas, mezclaban ritos y aún el conocimiento de Dios y esto es lo que le pasa a Jefté.

Moloc era un dios que los amonitas adoraban, exigía sacrificios crueles que incluyen hijos, estos eran sacrificados al fuego o tirados en un muro hasta romperles la cabeza. Simplemente algo horrible.

Dios nunca exigió, ni exigiría nada de eso a sus hijos, al contrario lo condena en su palabra y en su ley (Salmo 106)

Pero Jefté hace una declaración a la ligera... la primera persona que llegue a mi cuando regrese de la guerra la sacrificaré.

DIos nunca le dijo eso a Jefté, de hecho, en Dios estaba el darle la victoria, sin necesidad de hacer nada solo creer y pelear nada más.

Jefté se hace esclavos de sus palabras, al pronunciar tal cosa y termina cumpliendola, sin saber que la persona que vendría a él, era su única hija.

En vez de celebrar la victoria que Dios le dio, este se les desgarra el alma al ver que es su única hija es la que viene corriendo a lo lejos.

Esto nos enseña grandes verdades y es que Jefté confunde completamente la manera en la cual Dios trabaja con la de Moloc, que era quién exigía sacrificio humano.

Nunca podemos llegar a Dios tratándole como a otro dios. De hecho si Jefté hubiese conocido su Dios y su ley, se hubiese dado cuenta que Dios no trabaja de esa manera, ni exigiría eso nunca y que ya Dios le había dado la victoria, sin necesidad de pagar tan alto precio.

Pero la historia de Jefté nos deja ver una vez más, que los tiempos de los jueces fueron tiempos oscuros, llenos de confusión, falta de un liderazgo real y que si no llega Dios a tiempo, todas las  promesas dadas por Dios a este pueblo se hubiesen desvanecido en nada y todo por desobediencia e ignorancia.

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