Capítulo 1.

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Las mañanas de abril por lo general eran frescas en Lowell, la temperatura del pueblo comenzaba a penas a recuperarse del frió invernal para dar paso al calor primaveral de cada año. El aire era frió pero el sol era brillante y a pesar de no proveer mucho calor, animaba a sus habitantes a salir de casa sin la misma cantidad de abrigos que en invierno.

Esa mañana del 9 de abril del año 2018, Eleanor Lang subió las escaleras de su casa para despertar a su único hijo, pues se le haría tarde para la escuela.

-¡Scott! arriba, se está haciendo tarde - llamó al tocar repetidamente una puerta de madera pintada de blanco.

Del otro lado de la habitación, yacía un chico en su cama, perdido en un mar de mantas con el despertador en la mesa de noche sonando incesantemente, luchando por no ser ignorado. Las suplicas del despertador por fin fueron escuchadas y su dueño lo apago.

-Sí... ya voy... - el dueño del despertador y la cama por fin se despertó, se removió un poco y finalmente se sentó al borde de su cómoda cama. Estiró los brazos y buscó a tientas su celular - ...¡demonios! -.

En la pantalla del celular se veía claramente que eran las 07:20 am. En un día normal sería una muy buena hora, pero ese día no era así, ese día debía llegar temprano al instituto.

El chico terminó arrojando el celular a la cama y se quito la pijama lo más rápido que pudo, sin importarle que la brisa mañanera congelara su cuerpo que sólo portaba calzoncillos. Tomo la primera ropa limpia que vio en el armario y se vistió con una velocidad que pocas veces usaba, cepilló sus dientes y peinó su cabello lo mejor que pudo considerando las prisas. Buscó una vez más su celular a tientas y lo arrojó a su bolsillo al encontrarlo, tomó su mochila que yacía en el suelo y se colgó una cámara fotográfica que a diferencia de los demás objetos, estaba cuidadosamente colocada en un escritorio.

¿Alguna vez han sentido que hoy no será su día de suerte desde el primer momento en que abren sus ojos?

Pues eso era lo que sentía aquel chico. El haberse despertado tarde era una señal de que ese no sería su día.

Bajó por las escaleras a la misma velocidad con la que salió de su cuarto y en un sencillo giro entró a la cocina, donde una mujer de cortos cabellos castaños lo esperaba en el comedor.

-Pareces muy ocupado ¿trabajo del diario? - le preguntó la mujer mientras tomaba tranquilamente un sorbo de su té matutino.

-Sí, el señor Davis nos pidió a Hope y a mí, ir a la sala del diario antes de clases - contó al tiempo que intentaba servirse un poco de leche en un vaso y poner mantequilla sobre un pan tostado sobre la mesa.

-¿A qué hora les pidió llegar? -.

-A las 07:45 - respondió batallando con la mantequilla.

-Pues ya vas tarde - dijo mirando el reloj sobre la pared.

-¡Lo sé! - gruño rindiéndose con la molesta cosa amarilla. Tomó el vaso y bebió todo el liquido casi de un trago - ¡nos vemos, mamá! - a penas y se despidió antes de salir corriendo con la tostada en la mano.

-Nos vemos - la mujer sólo sonrió al ver a su despistado hijo marcharse.

Las personas de cierta zona de la ciudad de Lowell, miraban con gracia y curiosidad cómo un chico corría a gran velocidad mientras comía una tostada con una mano y sujetaba la cámara que le colgaba del cuello con la otra. Algunas personas ya lo conocían, otras sólo se reían por ver a un extraño tan de prisa.

El chico que tanto llamaba la atención, portaba el nombre de Scott Lang y en esos momentos mientras corría, también refunfuñaba y se reprochaba así mismo el no haberse despertado antes. A él le gustaba salir con tiempo de casa para así caminar con calma a la escuela y quizás tomar un par de fotografías de algún escenario que le llamara la atención, pero en esos momentos le era imposible detenerse.

Primera Plana - Star-Ant - MarvelDonde viven las historias. Descúbrelo ahora